Lo siento, pero me es imposible acudir a su guerra

  

Estimado responsable del ministerio de defensa: El motivo de este bureau fax como contestación al de Vd., es para excusarme por no poder asistir a la amable invitación de la que he sido objeto por su parte para incorporarme a filas, e ir a la guerra en nombre de nuestra unida patria tan querida por todos nosotros, excepción hecha de independentistas y allegados.

    Cuál fue mi sorpresa cuando después de una dura jornada laboral, llegué a casa, y al abrir el buzón vi una carta que iba a mi nombre remitida por su defensivo ministerio. La abrí pensando que a lo mejor era para agradecerme con un poco de retraso el año de mili que me tocó en suerte hacer, y del que nadie me pidió opinión sobre si quería o no asistir. Nunca se lo reproché porque “fue un año y pico maravilloso” a casi dos mil kilómetros de mi tierra, separado de mi gente, y en el que “aprendí muchas cosas”, cosas que a la vista está, me han abierto muchas puertas, pero sobre todo la de mi casa.

    Nunca les culpé por ese año y pico que le sustrajeron tan sutilmente a mi vida. Le recuerdo que yo, al igual que todo el resto de la humanidad, incluido Vd. también, sólo disponía de una si no resucitamos porque Dios haga alguna gracia, y creo que por lo menos eso me debería haber dado el derecho de ser consultado al respecto.

    Estimado defensivo mandatario: No sé si también sabrá que tampoco me dejaron la opción de objetarles nada sobre mi conciencia. ¿Puede creérselo? Ya sé que es difícil de entender y que no puede salir de su asombro, pero cierto es que así ocurrió, y no sabe Vd. lo bien amueblada que tenía yo mi conciencia por aquella época para alegarles objeción sobre ella. Pues nada, que no pude. Quizás es que desde las tribunas donde Vds. aposentaban sus honorables culos no nos las veían, o quizás pensaron que no teníamos. Antes lo jodido para los jóvenes de mi edad era gozar de buena salud. Si uno de salud andaba bien puesto, y no podía alegar enfermedad crónica alguna, tenía el cien por cien de posibilidades de irse a conocer mundo. ¡Qué casualidades que tiene la vida, que precisamente fue ese mi caso! ¡Hay que joderse!, vacaciones pagadas a costa del erario público.

    Luego ya las modernidades sí que contemplaron esta posibilidad de objetar conciencia en mano. Que uno repudiaba la violencia gratuita, y que era alérgico al pum pum de las armas o a tener que soportar estoicamente órdenes de cualquier cacique por el simple hecho que el colorido de su hombrera fuese más rumboso y vistoso que el tuyo.

    Pero eso era antes, que ahora ya directamente no se va y punto. De un plumazo borraron la realización del servicio militar obligatorio. Ahora y desde hace algún tiempo es exclusivamente para profesionales. ¡Y digo yo!...y sin ánimo de ofenderle, todos aquellos quintos como Vds. nos llamaban, que como yo teníamos veinte años y no pudimos librarnos de la quema ¿Qué pasa con nosotros?. Honestamente creo que deberíamos tener algún tipo de compensación por ese año y pico de incondicional servicio en pos de nuestra tan querida patria. Permítame seguir recordándole que no éramos profesionales.

    Pero no era éste el motivo de mi escrito. Simplemente son breves pinceladas de algo que desde hace mucho tiempo quería decirles, y he aprovechado la oportunidad que me han brindado para reivindicar este hecho que tan abstractamente estaba en mi concreto pensamiento.

    El motivo principal de mi escrito es decirle que sintiéndolo mucho no voy a poder asistir mañana a las seis de la madrugada a la guerra esa que me comenta. De verdad que me va a ser imposible. No me espere que menudo día de liado tengo mañana precisamente. Mi agenda está completamente repletita de asuntos personales imprescindibles de tener que realizar sin falta.

    Sr. Responsable del defensivo ministerio: Aparte de esto, creo que posiblemente algún error informático ajeno a usted ha sido el causante de haber sido seleccionado yo precisamente (lamentable hecho por otra parte), o eso, o que tienen mal mis datos personales.

    Mire, nací en el año 1962 después de Cristo en un florido mes de Marzo. Eso quiere decir que si hacemos cuentas tengo todas las posibilidades del mundo de que mi cuerpo deba soportar ya el increíble peso de cincuenta y dos años recién cumplidos, que por cierto, mucha cartita para ir a la guerra, pero de felicitarme nada, y como bien puede Vd. comprender a poco que se lo proponga, su guerrita me pilla ya un poco mayor. Ya no estoy como para ir por ahí construyendo trincheritas o subiendo montañitas pegando tiros a no sé muy bien quién ni porqué causa, pues nada leo de interés en su llamamiento al respecto. Lógico es suponer que me refiero a causas que me afecten directamente a mí, además, que mientras fuese yo el que pegase los tiros, bueno está, pero no sé si habrá usted contado con la pequeña posibilidad de que me disparen a mí, que puede ocurrir, por qué no. Y si me dispararan y no me diesen pues bueno, aún tendría pase, ¿Pero y si dan en el blanco aunque sea sin mala intención? ¿Qué hacemos? Mejor dicho y para ser más exactos, ¿Qué hago yo?, que usted con concederme una medallita a título póstumo en un primer momento, que haber ya para qué coño la quiero, y acto seguido regalarle una banderita a mi contraria, ya iría cumplido. A ver para qué coño la quiere ella también.

   No me negará que el que más tiene que perder en todo esto embrollo soy yo?. Bueno, supongo que también perdería algo mi unidad familiar.

    Defensivo Sr mío: ¿Sabe Vd. lo que pasa también?, pues que yo sería un incordio para su guerra, créame, se lo digo en serio. Debido al trabajo que tengo y que tanto sacrificio y tantas horas de intenso estudio me costó conseguir, tengo el sueño cambiado, y a mí me entra éste cuando los demás están tan espabilados, y claro, sería poco solidario que los demás fuesen a la batalla, y yo me quedase en mi litera de arriba durmiendo, o peor y más insolidario aún sería que tuviese que ir yo sólo a guerrear mientras los demás están descansando. Además, que uno más o menos poco se iba a notar entre tanto gentío vestido de verde caqui. Llévese mejor a mi vecino que es más joven y está menos baqueteado que yo. Por cierto, ya me dirá por qué él no ha sido invitado a la fiesta.

    Defensivo Sr. Mío: En su misiva puedo leer que su llamamiento ha tomado en consideración dos datos sumamente importantes para ser seleccionado. El primero es mi inmaculada cartilla militar. En ella me dice que ha sido un dato muy favorable a tener en cuenta por Vds. que en el apartado que pone “valor” me premiasen con la alta distinción y calificación de “Se le supone”. ¡Ale! Así de simple, conciso, y escueto. A mí siempre me pareció ésta una calificación un poco imprecisa y poco valorada. Ya me dirá a dónde coño iba yo por aquellos entonces con semejante tipificación de mi valor, vamos, que mi novia por aquellos entonces no me dejó cuando le enseñé cómo andaba yo de valor según Vds. porque ya la había incluido en mi testamento, que si no fijo que me deja por su culpa.

    Pero no se fie de eso que suponen, que los designios del señor son inescrutables eh, que Vds. lo suponen todo muy rapidito aunque en este caso supusieron bien pues no mentiría si le dijera que sí que tengo y tenía el valor suficiente para casi cualquier cosa que no fuese hacer puenting, y todo aquello que acabase en “ting”.

    De igual manera deberían de suponer que en mi estado de ánimo actual no tengo la más mínima intención de demostrárselo. Ahora ya no me hace falta demostrar nada, y para qué hacerlo en una guerra que es de ustedes y que nada tiene que ver conmigo. Yo ya vivo mi particular guerra. Le parece poca guerra poder llegar a fin de mes conforme se están poniendo las cosas y con esos sueldazos que tienen a bien asignarnos. Le parece poca guerra tenernos que atrincherar presos del pánico en nuestros particulares refugios "anti mísiles" para protegernos de esos "bombazos" que nos caen del cielo de vez en cuando en formato impuestos variopintos. ¿De verdad creé Vd. que les merece la pena que un hipotecado de por vida como yo vaya a la guerra con lo bien que contribuyo al bienestar económico de nuestra amada patria?

    ¿Ha pensado por ejemplo en batirse Vd. en duelo con el alto mandatario enemigo? ¿No verdad?, claro, no ha caído en eso; tiene tantas cosas en la cabeza. Es que se lo digo porque aparte de reducir costes, a lo mejor no moriríamos tantos de nosotros ni tampoco tantos de ellos, que todos somos hijos adoptivos de Dios. Por el contrario sí que sólo moriría alguno de Vds. Creo que la diferencia en vidas bien merecería la pena el esfuerzo ¿No? Haga cuentas y verá como llevo razón, pero sin trampas y ante notario que Vds. son muy pillos para lo que quieren. ¿Sabe qué pasa?, pues que desde la barrera se ven muy bien los toros. Estoy convencido que no tienen hipotecas a veinticinco o treinta años como la inmensa mayoría de los españolitos de a pie, y la economía nacional no se resentiría por tan trágica pérdida. Incluso diría que saldría beneficiada ¡Porque vaya sueldos que se auto asignan Vds. eh!, y eso que no hacen horas extras. Para que vea mi gran predisposición en solucionar conflicto, me ofrezco para presentarme en calidad de testigo del guerrero evento, y dar fe (si hace falta escrita) de que todo se desarrolla bajo los límites del decoro y el respeto por la vida humana.

    Como segundo dato importante para haber sido seleccionado, es por el insigne y militar cuerpo en el que presté el servicio militar y por el que juré que defendería España (con los dedos cruzados por detrás, que ahora ya puede decirse que parece ser que hay democracia). Que conste en su acta de sesiones que fui convencido con tretas muy barriobajeras y valiéndose de mi juvenil inexperiencia. Sólo tenía veinte añitos, y apenas habías salido aún del cascarón para enfrentarme a estas contrariedades del destino. Pero sobre todo espero que no haya tomado en consideración la cancioncita de marras, sí, esa que vista y oída por televisión en los desfiles es tan varonil y emocionante. Puedo asegurarle que cantarla en carne propia después de toda una mañana de instrucción al soletón y a pie firme con la garganta llena de tierra, como que su canto no resultaba tan emocionante para nosotros como piensa.

    Sé que estará pensando en la estrofilla final, ¡Qué jodio!, (perdone el atrevimiento) claro, es que le viene a huevo para lo que estamos tratando ¿Eh?

 

Por ir a tu lado a verte

Mi más leal compañera

Me hice novio de la muerte

La estreché con lazo fuerte

Y su amor fue mi bandera.

 

    Supongo que desconoce éste dato que le voy a dar al respecto, pero no se chive, que sepa que nos obligaban a cantarla. ¿Sorprendido verdad?, pues sí, como lo oye, que yo era más de Supertramp o Pink Floyd. Que no contentos con querer cambiar mis gustos musicales, estaba muy castigado desafinar. Uno de los más castigados de toda la militar historia de España seguramente fui yo. Tenía serios problemas de afonía en los agudos y menos graves, y claro, para cuando llegaban los graves del todo ya me habían castigado, y nunca pude demostrar mi valía.

    También me comenta en su carta, que ya que estamos allí, lo mismo hacemos de vez en cuando alguna incursión en territorio enemigo más que nada para hacer bulto e incordiar, y me parece haber entendido que estos enemigos son acérrimos fans de la Yihad islámica. Incluso leo aquí que yo iría como abanderado. Claro, supongo que esto no significa ir poniendo banderitas de la Cruz Roja en el pecho de los enemigos para que me den algo ¿no?. Y fíjese, ahora que lo pienso...creo que ir con la bandera será para que la vea el enemigo y se asuste ¿no?. Entonces digo yo que habrá que ir delante del todo.

    A ver, yo no pondría objeción a ir en tan privilegiada posición si fuese para grabar todo el desarrollo de los acontecimientos y luego subirlos a youtube, pero si no es eso, pues mejor lo vamos a dejar, no vaya a ser que encima tenga que subir algún cerro para clavar la banderita en señal de victoria. El alpinismo no es lo mío. Me fatiga mucho.

    Mientras barajaban la posibilidad de invitarme a su guerra, no me cabe duda que no deben de haber indagado mucho en mi currículo vitae sanitario, porque si no, de otra manera, se hubiesen dado cuenta que sendos dos cólicos frenéticamente nefríticos, una extracción dental a vida o muerte, y una conjuntivitis vírica, han vapuleado últimamente mi existencia, y por si no lo sabe, infórmese vía google si quiere, que los que somos de riñones sensibles estamos por ley exentos de ir a la guerra. Imagínese que en plena batalla nos viene el dolorcillo, ¿Qué?, ¡Que hay que tenerlo todo en cuenta! Ya me contará con qué ánimos se va a poner uno a pegar tiros, aparte que tampoco sería muy ético que digamos llamar a los sanitarios que seguramente estarían amputando algo por ahí. Los moros estos parece ser que tienen mucha mala leche, y les importa un huevo morir por su Dios y alcanzar no sé qué gloria celestial. Supongo que no se le habrá pasado por la imaginación que todos pensamos lo mismo. Espero que no porque caería en un lamentable error. No le voy a negar que en algo llamémosle equis sí que creo, pero vamos, que tampoco es como para llegar al extremo de morir por ello antes de tiempo, que todo llegará más pronto o más tarde.

    Pues si le parece voy a acabar ya. Tendrá muchas cosas que hacer y no quiero entretenerle más con mis cosillas. Ya le digo, siento que no puedan contar conmigo. Declino su invitación aunque esto le cause enojo, no es mi intención. Comprenda que mi falta es justificada. Quizás otra vez me encuentre más receptivo si peligra la vida de los míos y de la gente que quiero o de la que me suelo rodear, pero mientras tanto,  y esperando que esto nunca ocurra, busquen algún otro tipo de solución menos catastrófica para todos. No sé…juéguenselo al parchís o a la oca y tiro porque me toca, pero tengan en cuenta que si les sale un trece serán arrastrados porque les llevará la corriente, sujétense bien.

    Para finalizar les aconsejo que si tiene pensado mandar más cartitas de éstas a otros españolitos de a pie como yo, cite al personal para la guerra a otras horas hombre de Dios, que la verdad sólo con leer que hay que levantarse a las cinco de la madrugada para coger el tren de las seis, se le quitan a uno las pocas ganas de batallitas que pueda tener. Y no estaría mal que para aquellos incautos a los cuales sus quehaceres diarios les permitan asistencia a guerrillero evento, les tengan preparado algún catering en señal de agradecimiento.

 

 Sin otro particular le saluda atentamente. 

 

Al que Vds. supusieron una vez que tenía valor.

© 2014 Todos los derechos reservados.

Crea una web gratisWebnode