Practica Yoga con el método Yogadochi

   

Título Original de la obra una vez traducida del chino: YOGA FOR YOU FOR ME PARA TI PARA MI

Título traducido al español: ARRIBA LO PONE

Traducción realizada por: UNO QUE SABÍA CHINO Y QUE NO ACABÓ TARUMBA O LOCO MIENTRAS LO APRENDÍA.

Editorial: EDICIONES - EL BUEN SUSPIRO EN VIERNES SANTO TRAS EL CONSUMO INDISCRIMINADO DE TORRIJAS CON LECHE  

Fotografía de la portada: A DÍA DE HOY NO LA HAY, Y SI NO OCURRE UN MILAGRO DIVINO CREO QUE NO LA HABRÁ JAMÁS.

Fotografías de ejercicios y posturas: MAS O MENOS OCURRE COMO CON LA PORTADA, IMAGINACIÓN AL PODER.



    Breve biografía sobre el autor: El Dr. Yogadochi Mushara Wang nació en Pekín el 25 de Enero de 1928, y murió muy cerquita de Pekín, concretamente cien metros antes de llegar, el 23 de Septiembre del 2004, víctima de una vejez que parecía que no pudiese acabar con él, pero que al final se salió con la suya por la cabezonería de éste en regresar desde el pueblo de al lado a píe.

    El Dr. Yogadochi a lo largo y ancho de su vida hizo acopio de una interminable lista de diplomaturas y doctorados. Fue nominado en repetidas ocasiones para el  premio Nóbel de la “Paz Cósmica” y para el premio “Príncipe de Castilla la Mancha” en el apartado de “Ciencias inexactas y relajadas”, consiguiendo ganar este valorado galardón en el año 2002. Concretamente el 23 de Febrero a las 23:11 h y algún que otro minuto.

    De ese largo curriculum académico del cual era poseedor el Dr. Yogadochi, podríamos destacar dos en concreto. El primero de ellos lo obtuvo a la temprana edad de treinta y ocho años, y fue el de “Licenciado por los pelos en dibujo a  carboncillo sin formas definidas”, pero sobre todo, por el que se le conoció mundialmente fue por el que obtuvo a la edad de 48 años. El Dr. Yogadochi, a dos días de cumplir los 49 obtuvo el  doctorado cum laude por la Universidad autónoma de Pekín por la tesis “La formación de figuras en 3D en la modalidad plastilina de colores”.

    Dicen sus biógrafos que el Dr. Yogadochi comenzó a interesarse por el Yoga en plan estrictamente terapéutico y autodidacta, el mismo día que sin venir a cuento comenzó a oír voces que según él procedían desde el más acá. Investigaciones recientes casi han demostrado científicamente con pruebas de ADN incluidas, que esas voces bien podían proceder de un radio casete estereofónico y muy chino todo él que guardaba dentro del primer cajón de la mesita de noche y de día. Aunque es una investigación bastante seria y por ende muy fiable, no ha sido cerrada aún, por lo que no es definitiva al cien por cien, pero bueno, que si sirvieron para que el Dr. Yogadochi hiciera lo que luego hizo, bienvenidas sean, esas voces de acá. Dado que su coeficiente intelectual era relativamente alto comparándolo con el coeficiente cero, el Dr. Yogadochi indagó en todas y cada una de las milenarias ciencias chinas para dar con la que pudiera servirle como salvavidas en ese mar de estrés en el que estaba sumido. Practicó desde las más ancestrales artes marciales hasta incluso sumergirse en el antiguo arte lama de “Hacer el pino por la mañana temprano sin haber desayunado” sacando todo lo positivo que ese ancestral arte tenía. El Dr. Yogadochi pudo comprobar en carne propia que aparte de pillar unos mareos del copón al incorporarse de esa empinada posición, eso de tener tanta sangre acumulada en su cerebro no le reportaba ningún beneficio, pues aunque más oxigenado sí que estaba, era demasiada sangre acumulada, y demasiada presión para una masa cerebral tan escueta. El Dr. Yogadochi medía poco más de metro y medio.

    De repente y por sorpresa, un día llegó a sus manos un libro que había encargado para que le fuese remitido contra reembolso, y que trataba sobre algo llamado Yoga. Poco tardó el Dr. Yogadochi en darse cuenta que tanto tiempo de búsqueda había llegado a su fin. Conforme iba leyendo se iba dando cuenta que el Yoga era la tabla de salvación a la cual debía subirse para evitar todo ese oleaje de fatalidades que siempre le acompañaron. Así lo hizo, metafóricamente hablando se subió a esa tabla de salvación e igual de metafóricamente hablando que antes, el Dr. Yogadochi se cayó por el otro lado por el excesivo impulso que había tomado. Cometió el gran error de tras leer un par de párrafos querer adoptar sin anestesia y a bote pronto la postura del Loto. Todas las ingles que tenía disponibles se descuajaringaron vivas, siéndole imposible por sus propios medios desencajarse de tan lótica postura. Al resultar imposible subirlo en la ambulancia en esas condiciones, cinco ATS tuvieron que llevarlo a píe a urgencias. Dos tuvieron que cogerle por los codos. Dos por las corvas, y el que quedaba lo cogió por el culo intentando evitar que se le escapase el alma por las orejas.

    El Dr. Yogadochi pasó cuatro días en traumatología en estado provocado de levitación mientras se conseguía que a base de fortísimos calmantes que algún día volviese a recobrar las posición de homo erectus con la que había venido a este mundo, y que no se quedase de por vida en la de homo dislocatus con la que había llegado a las hospitalarias Urgencias chinas.

    Cuando su periplo hospitalario finalizó y pudo otra vez empezar a poder dar saltitos, el Dr. Yogadochi tuvo la interesante y genial idea de empaparse de todas las publicaciones habidas y por haber que hubiese sobre el yoga, para adaptar todos los conocimientos que adquiriese a su personalidad y forma tan particular de ver la vida. Sería como una hormiguita que recolectase cosas de acá y de allá para llevarlas todas ellas a la guarida de su espiritualidad.

    Y así ocurrió, el Dr. Yogadochi se autoyoguizaba día a día aplicando todos los conocimientos a su yo redentor, hasta convertirse en un gran practicante y maestro octavo Dan en Yogarate.

    Para finalizar esta breve, pero intensa biografía, decir que el Dr. Yogadochi Mushara Wang fue y será el único ser humano que posea o haya poseído la titulación de Dr. en Yoga. De hecho, tras su repentina muerte a la edad de un porrón de años (que hasta Matusalen se estaba empezando a mosquear) y para homenajearle, en su honor se fundó la escuela Dochi de Yoga, hoy de mucho auge en casi todo el mundo, y con cientos de miles de practicantes.


Capitulo 1º

Manual Yogadochi – Prólogo


    Nunca pensé que eso que muchas veces escuché, pero que siempre fui reacio a practicar porque no creía que sirviese para nada, iba a ayudarme, y a la vez enseñarme a enfrentar todas las situaciones difíciles que en mi vida se presentasen. Por ello creo que debieran de leer el método Yogadochi. Me permito sugerirles esto porque es fantástico. No me mueve ningún tipo de deseo que no sea ayudar a todos aquellos a los que la vida los vapulea más habitualmente de lo que se podría considerar normal. Puedo asegurarles que si siguen este método, la vida les seguirá vapuleando de la misma manera, que esto no es Lourdes, pero por lo menos estos lamentables hechos que pudieran ocurrirles no harán tanta mella en ustedes. Tanto equilibrio divino habrán conseguido atesorar en sus adentros que, en vez de ver la botella medio vacía si tienen visión periférica y en 3D, podrán verla casi medio llena y, a veces, hasta incluso a puntito de rebosar y desparramarse.

    Este manual va encaminado a hacernos ya de por vida grandes discípulos de esa disciplina oriental denominada Yoga. Sí que debo advertirles que no va a ser un camino fácil pues el yoga es una filosofía de vida en donde nuestra espiritualidad estará presente en todos y cada uno de los momentos de nuestra vida. Precisamente ahí radica toda la dificultad pues seguramente a nuestra espiritualidad siempre la habremos mantenido en un segundo plano, cosa que ahora no, a partir de ahora nuestra espiritualidad pasará a ser el gran bastión y eje central de todos nuestros actos y vivencias. Por ello les animo a que emprendamos este camino juntos. Creo que cuando finalicen no se arrepentirán de la decisión que han tomado si a partir de ahora siguen leyendo.

    Para quien se haya empapado de otras publicaciones sobre este tema, decirles que lo que a continuación leerán, y ojalá practiquen, está sacado de muchos años de intenso estudio y práctica pero adaptado a mis necesidades.

Como me considero un ser humano normal aunque un poco bajito, creo que mis necesidades serán afines a las de muchos de ustedes, y convencido estoy que lo que a continuación viene les servirá de mucho. No tendrán dificultades en entender las explicaciones que les daré pues están descritas con un lenguaje que todos usamos cotidianamente, bueno, todos los chinos. Supongo que si este manual tiene el éxito que creo que tendrá, podrá ser traducido a los diferentes idiomas.

 

 

 

 




Capítulo 2º

Manual Yogadochi – Primera semana

Aprenda a levantarse



    En este apartado quiero referirme a algo muy importante y a lo que prestamos poca o nula atención. Cuando digo “aprenda a levantarse” se supone que imaginarán que me refiero a levantarse de la cama en la que tan felices y contentos hemos estado durmiendo.

    Seguro que ustedes se levantarán rápidamente, y aproximadamente tras abrir todos los ojos de los cuales disponen se sentarán en la cama. Dirán que qué habrán hecho para merecer semejante castigo, y casi de inmediato procederán al acicalamiento pertinente para emprender con cero energías un nuevo y levantado día. Es lógico ese mal humor que tendrán hasta Buda sabe cuándo. No le han dado tiempo a su cuerpo a reaccionar a los estímulos que suponen para él enfrentarse a lo que le espera, sea bueno o no.

    Si siguen los consejos que ahora les daré verán qué cambio experimentarán. Todos aquellos que tengan que levantarse a las cinco de la mañana, y mientras este madrugón no se pueda remediar, mejor que se levanten como siempre de cabreados y se vayan a lo que tengan que hacer porque la filosofía yoga no les valdrá para nada. Sepan que la actitud que la filosofía yoga nos enseñará sólo es efectiva a partir de las ocho de la mañana.

    Para el resto de los mortales, que será la mayoría, procedan de la siguiente manera: Cuando abran todos los ojos estírense todo lo que puedan. Estiren cada parte de su ser que pueda estirarse sin temor a que se rompa ni disloque. Bostecen, y luego sin ningún rubor marital péguense cuatro o cinco pedos bien pegados. No les importe que las sábanas y mantas intenten succionarle, o que éstas salgan volando por los aires con dirección a la terraza. Hasta hoy, toda su vida han estado ocultando al resto del mundo esta gran cualidad que tan latente llevaban desde la cuna, y que tantos desasosiegos internos les había causado por tener que estrangularlos cuando no se encontraban solos por miedo y temor al qué dirán. Si tras este primer paso su cónyuge ha despertado, cosa bastante probable, díganle que no se precipite en sacar precipitadas conclusiones. Invítela a acompañarle en esos momentos, y no le importe que en caso de aceptar vayan algo descoordinados. Ninguno de los dos lo estará haciendo incorrectamente. Lo que ocurre es que no todos los adentros son iguales, ni todos los cuerpos están acondicionados de la misma manera para semejante evento.

    En caso que no acepte su sensual proposición, con todo el amor del mundo hágala partícipe de lo que está aprendiendo con el método yogadochi viento en popa y a toda vela. Tampoco les extrañe excesivamente encontrarse con algún tipo de dura oposición, y que ella les diga que no hace esas cosas. Hasta incluso cabe la posibilidad que les llame guarros a esas horas tan tempraneras. Está claro que no es el mejor halago para empezar un nuevo día, pero quédense tranquilos, que intestinalmente hablando hombres y mujeres somos iguales, y nuestras necesidades son las mismas, pero bueno, si no consigue que comparta con usted esos saludables momentos, y prefiere hacerlas cuando usted se haya ido, no la obligue no vaya a ser que ocurra algo inesperado.

    Cuando se haya quedado hueco o así lo crea, siguiendo acostado, proceda nuevamente a estirarse, pero ya no de forma general sino por porciones corporales. Con los pies juntos y tobillo con tobillo, empiece a estirar su pierna derecha como si quisiera prolongarla. Es importante que sienta todo el estirón.  Visualice el estirón éste desde su cadera hasta las uñas de los pies. Aunque no lo crea su pierna derecha crecerá algunos centímetros. Manténganse así un cierto espacio de tiempo que no deberá de ser inferior a cero segundos ni superior a doce horas. Después déjese llevar hasta que el pie vuelva a su longitud habitual para continuar con el que le queda porque si no al levantarse cojearía, y no es eso lo que buscamos. A continuación rece para que todo lo haya hecho correctamente y que para cuando todo esté en calma, los dos pies le midan lo mismo. Este ejercicio es muy saludable para la columna vertebral, y produce un efecto rejuvenecedor para todo su cuerpo.

    Como conclusión para este levantamiento tan estirado, decirles que no se levanten jamás con precipitación, a no ser que sea un caso de vida o muerte. Tan sólo les estaría permitido a esa raza en extinción de las cinco de la mañana, que siempre apuran algunos minutejos y luego tienen que salir disparados de la cama como si le hubiesen puesto un petardo en el culo. El resto de la humanidad que no lo haga porque esto produce un gran choque emocional nada aconsejable para todo nuestro sistema nervioso.

Aprenda a respirar profundamente

Este punto es quizás uno de los más importantes porque de cómo respiremos dependerá nuestro estado de salud y nuestra armonía con el cosmos y todos los cielos conocidos y por conocer. Saber respirar correcta y profundamente es la forma básica en la que nos comunicamos con nuestros pulmones a través de nuestras perfilados conductos respiratorios, pasando a formar parte casi inmediatamente de un todo homogéneo y cósmico con el mundo espiritual. Todos aquellos que por desgracia tengan el tabique nasal desviado, nunca podrán saber lo que se siente, y únicamente podrán formar un casi nada homogéneo y poco cósmico con su mundo espiritual.

    Normalmente tenemos la nefasta costumbre de respirar de una manera completamente inconsciente, es decir, que no somos conscientes de que lo estamos haciendo. Para la práctica del yoga, y ya para todos los aspectos de nuestra vida, esto no debe de ser así. Hay que respirar siendo conscientes de ello por lo menos al principio y hasta que con la practica consigamos automatizar esta manera de respirar que a continuación detallaré. Luego ya si no son conscientes de que están respirando no pasará nada porque lo estarán haciendo correctamente.

    El primer paso es no ser brusco. Básicamente aunque todos tenemos nariz, la parte más importante de ésta y la que más nos interesa a nosotros son los agujeros que la decoran, que es por donde nos entrará el aire oxigenado, el resto de la nariz sólo está ahí para darle a la cara un todo uniforme, constiparnos, y para no parecernos a un perro pekinés cuando seamos pillados in fraganti de perfil.

    Sabiendo esto, vamos a relajarnos y visualicemos el área situada en la pared del fondo de la boca. Esa zona la cual forzamos cuando queremos en moqueantes momentos desatorar la nariz vía boca. Es en esta zona en la que tenemos que sentir cómo nos entra el aire. Mientras inhalamos ese aire deberemos visualizar nuestros pulmones y, como si de llenar un vaso se tratase, intentaremos que el aire empiece por llenar la parte inferior de estos. Luego iremos subiendo hacia su mitad, y hacia su parte superior. Si no nos hemos ahogado antes, veremos lo hinchaditos que se nos quedan. Lógicamente al exhalar el aire lo deberemos de hacer al revés porque si no ocasionaríamos un choque aéreo en nuestros pulmones de terribles consecuencias.

    Y de esto se trata. Tampoco estemos ahora todo el día siendo conscientes de nuestra respiración que hay muchas otras cosas que hacer. Si se nos olvida en algún momento no deberemos de preocuparnos ni obsesionarnos, poco a poco y como dije, ya no nos hará falta esa respiratoria consciencia porque tras largos años de práctica respiraremos divinamente.

    Resulta muy aconsejable que antes de ponernos con los ejercicios liberemos nuestra mente, nuestra alma, y nuestros cuerpos de tensiones. Relajémonos todo lo que podamos mientras respiramos correctamente. Dejemos nuestra mente en blanco casi tirando a beige. Olvidemos ataduras terrenales, odios, rencores, cuentas pendientes, y todo a lo que como personas nos haga ser infelices. Olvidemos esos amores que tanto nos reconcomen el alma. Esas amistades que tan amistosamente creíamos que nunca nos fallarían, y que a las primeras de cambio cuando les iba algo en el envite pasaron de nosotros sin ningún tipo de miramientos…, en fin, olvidemos todo aquello que nos cause inquietud hasta que finalicemos nuestra primera sesión de entrenamiento Yogadochi. Cuando la hayamos finalizado totalmente y estemos en paz con nosotros mismos, hidratémonos por nuestros adentros y nuestros afueras como antes nunca lo habíamos hecho, y volvamos a amar a aquella que nos reconcome el alma, a odiar, a intentar joder a los prójimos que antes nos habían jodido a nosotros, y a todo lo se nos ocurra. Que practicando yoga tampoco se trata de volvernos hermanitas de la caridad y que nos las den todas en el mismo lado, ¡Ah!, y eso de poner la otra mejilla ni de coña, ni se les ocurra. Practiquemos yoga pero sin convertirnos en seres inánimes y sin vida propia. El yoga es el camino por el cual deberemos andar para conseguir llegar a ese horizonte que no es otro que nuestra espiritualidad que casi siempre tenemos olvidada, pero que si tenemos que dejarlo de vez en cuando para gastar alguna putadita por ahí, tampoco pasa nada. “Palabra de Dios, te alabamos Yogadochi”

    Las diferentes posturas aquí descritas y como todo en el yoga, son posturas espirituales, es decir, debemos practicarlas sintiendo como todo nuestro cuerpo las realiza. Sintiendo cada músculo centímetro a centímetro. Cuantos más centímetros mejor, que más nos concentraremos. Debemos sentir como cada movimiento nos envuelve mientras acompasadamente respiramos. Aire nos entra y aire nos sale. Tengan en cuenta que este aire que nos sale tras el que nos ha entrado, debe de ser siempre pulmonar y salir por donde debe, y además, si notásemos que nos ha entrado aire exterior oxigenado y que no sale, tendrán que hacer todo lo posible por buscarlo y echarlo de sus adentros porque estarán a puntito de que les dé un golpe de tos o dos, en los casos más graves.

Al finalizar cada postura cerraremos nuestros ojos y dejaremos que a nuestra mente vayan llegando imágenes y pensamientos libremente sin encontrar ninguna oposición por nuestra parte. Esto poco a poco irá consiguiendo que en nuestra mente se vayan creando espacios en blanco.

Al principio estos blanquecinos y puros espacios en blanco no durarán demasiado, pero si continúan comprobarán cómo estos van haciéndose cada vez más amplios y extendidos, y ese precisamente es el fin porque entonces ya no pensarán en nada y estarán abiertos a ese mundo espiritual que tratamos de acercar a nosotros.
   
Posturas de Yoga, Técnica del balanceo


    Nos encontramos ante nuestro primer ejercicio fortificante. Este ejercicio nos ayudará a combatir esa flojedad o rigidez que tan arraigada tenemos. Puedo asegurar que para la columna vertebral es de lo mejor.

    Antes de ponernos en marcha tengo que decirles la ropa que considero más adecuada para la realización de estos ejercicios trascendentales:


ARRIESGADO ATUENDO YOGADOCHI POR PORCIONES CORPORALES PARA HOMBRES Y ALGUNOS CONSEJOS.

Porción cabeza:



    Para esta porción en concreto sería aconsejable un cinta de absorbente tela y de una anchura y longitud que dependerá de lo ancha que tengamos la frente, y de lo que mida el perímetro de nuestra cabeza. Deberemos tener en cuenta que esta cinta debe taparnos completamente la frente ya que como hace siglos que las únicas posturas que hemos practicado son las del misionero rígido, y la de en cuchillas en sanitarios tras estofado de carne con alcachofas blindadas, al primer movimiento que hagamos, un intenso sudor frío y ácido nos poseerá, y fijo que este sudor intentará buscar asilo político en alguno de nuestros ojos, y créanme que esto podría poner seriamente en peligro nuestra visión periférica.

    El sudor que nos pueda correr por la nuca no debe de preocuparnos pues al otro ojo que nos queda no le debe afectar ya que es completamente ciego de nacimiento quizás por tanta oscuridad. De todas formas, como no es mudo, ya se encargará él de quejarse si se siente excesivamente agraviado.


    Sobre el color de la cinta aunque parezca poco importante no lo es. Huyamos de colores apagados y tristones porque esto nos deprimirá antes de empezar, y de lo que se trata es de disfrutar de estos ejercicios, así que elijan algún color vivo y arriesgado.

Porción Tronco hasta las rodillas.


    Esta es la parte más importante de nuestro arriesgado atuendo Yogadochi y a la que tendremos que prestar especial atención. Para el torso deberemos llevar algún tipo de camiseta que nos facilite los movimientos y que nos haga sentir cómodos y felices. Una camiseta de hombreras sería lo aconsejable. Esta camiseta nunca debe de superar las dos hombreras porque nos sobraría una y a ver qué es lo que hacemos con ella, y tampoco debe quedarse en menos de una, porque si no lo que tendríamos en vez de una camiseta de hombreras sería una antiestética y arriesgada faja. Tengamos presente que no debe de taparnos todo nuestro floreado pecho porque la multitud de pelo que lo cubre nos servirá para mantener el equilibrio en según qué posturas, y para localizarlo en caso de perderle la pista en algún ejercicio que estemos realizando.

    Es muy importante dejarse de mariconadas y que la camiseta de dos hombreras nos tape completamente el ombligo, y que hasta incluso casi nos cubra los inicios de otro tipo de pelos que aunque nada nos reportarán para nuestro equilibrio ni localización, sí que por lo menos quedan decorativos y pudieran peligrar si se nos enredan con algo.

    En referencia al tipo de slip Yogadochi que debiéramos usar, ni falta hace decir que no debemos ponernos ninguno, pero en el hipotético caso de que no nos sintamos excesivamente cómodos al ir tan sueltos por este nuevo camino espiritual, jamás de los jamases se coloquen un tanga, ¡Óiganme bien!, nada de escuetos tangas. Corremos serio peligro de que nos parta por la mitad porque en algunos ejercicios se nos podría incrustar hasta casi el cielo de la boca. Lo mejor es ir desasistido, y no llevar nada. Libertad en todo su esplendor, además, que siguiendo mi consejo tendrán una posibilidad de hacerle un quiebro y que no les invada esa lesión típica que todo buen practicante del yoga ha padecido por desconocimiento de este despelotado dato, y que se denomina “Torsión testicular contra natura sin opción de retardo inminente a posición inicial”, vamos, que coloquialmente hablando me estoy refiriendo a la tan temida lesión yoguística del “Esguince de pelotas yogadochi”.

    El pantalón que utilizaremos será corto y lo más volátil posible. Cuando digo corto me refiero a que por lo menos se vea que es un pantalón. Cuando digo volátil me estoy refiriendo también a que no sean muy ajustados porque nos impedirían hacer los movimientos de una forma natural. Lo que sí es muy importante es que los pantalones que usemos carezcan de incómoda redecilla incordiadora anti salida indiscriminada de atributos genitales. Esto es lógico si ya les dije que de tangas nada. La utilización de los pantalones más que nada es para no estar en bolas y a lo loco, así que cuanto menos notemos que están ahí, mejor.

Porción Pies.

    Lo más aconsejable es usar unos deportivos calcetines que no sean comprados en el rastrillo. No ahorren en esto. Asesórense bien en alguna tienda deportiva que sea de contrastada solvencia.

    Unas características básicas que deben de tener en cuenta independientemente de lo que les digan, es que los calcetines deben de ser flexibles y contar con puntera acolchada para el dedo gordo y demás vecindario, además, deben de ser resistente a las uñas llamémoslas desmesuradas.

    Igualmente, la zona plantar debe de ser antideslizante y anti aromas veraniegos, pero lo más importante de todo es que la humedad no los encoja ni los deje rígidos, podrían herirnos gravemente.


    Para las zapatillas es imprescindible que sean del mismo número que nuestro pie, ni más ni menos, y que lleven incorporada algún tipo de alarma sonora porque a veces no sabremos dónde coño se nos han quedado los pies. Lo ideal sería utilizar algún tipo de mecanismo como aquellos llaveros que salieron y que sonaban a golpes de silbidos cuando los habíamos extraviado y no teníamos ni la más remota idea de dónde estaban, claro, suponiendo que la tecnología haya avanzado lo suficiente como para que después de cientos de silbidos y de quedarnos sin aire en nuestros pulmones hayan sonado aunque sea alguna vez.


ARRIESGADO ATUENDO YOGADOCHI POR PORCIONES CORPORALES PARA MUJERES Y ALGUNOS CONSEJOS.


    Como creación divina que son, poco o nada puedo decir porque ellas se pongan lo que se pongan da igual. Si van muy ceñidas mejor que mejor porque así los ejercicios los  ejecutarán dando saltitos de alegría. La camiseta puede taparles lo que sea porque no tienen pelos, y en cuestión de equilibrio y localización, se bastan y se sobran para ser localizadas en la distancia. Si llevan tangas también da igual porque son inmunes a sus compresivos efectos debido a la fuerza de la costumbre. Yo incluso me atrevería a sugerir que casi es mejor que los lleven porque así los glúteos van más sueltecitos, y se relajan solos sin que apenas tengan que esforzarse. Pero lo más importante de todo es que la ejecución de los ejercicios Yogadochi les resultará más fáciles de realizar porque ya de fábrica vienen con una elasticidad a prueba de bombas, y las aperturas de todo tipo es una cosa que llevan en la sangre, y que a lo largo de su dilatada vida habrán realizado un buen e indeterminado número de veces.


    Como finalización a este apartado, tengo que avisar que no es nada aconsejable realizar los ejercicios compartiendo esfuerzos con una mujer que no sea la conyugal a nuestra vera. En la vida podremos centrarnos en lo que estamos haciendo porque en vez de intentar llegar a conseguir esa ansiada y sutil espiritualidad, lo que conseguiremos es estar continuamente “embravecidos”, y en vez de pretender llegar a formar un todo en uno con el cosmos que nos ampara y protege, nuestra idea predominante durante el entrenamiento será que le den al cosmos, e intentar que el todo en uno sea con ese culo que tan en las cortas distancias estamos observando sin perdernos el más mínimo detalle. 

    Dicho esto, y ya refiriéndome estrictamente a los que es en sí el entrenamiento Yogadochi, empezaremos por hacernos con los servicios de algo blando que colocaremos en el suelo. Cuando me refiero a algo blando no quiero decir con ello que ese algo blando sea un osito de peluche, no, me refiero a alguna esterilla o utensilios similares. Debe estar blanda para que nuestra columna no contacte directamente contra el duro y frío suelo. Una vez conseguida la esterilla, la extenderemos sobre el suelo, y de espaldas nos colocaremos encima de ella. Tengamos especial cuidado en que la puerta de entrada hacia el habitáculo en el cual nos encontramos la veamos completamente enfrente de nosotros. Nos vamos a quedar en una posición un poco comprometida, y no queremos que nos ocurra nada irreparable si llegase a entrar alguien, y en vez de vernos la cara, lo que primero viese fuese nuestro culo en una posición poco ortodoxa. El susto para ambos podría ser monumental, y más para el poseedor del culo si el otro no le hiciese ascos a nada.

     Estando en esta posición tan comprometida, relajaremos todo nuestro cuerpo y seguidamente procederemos a levantar las rodillas todo lo que podamos. Luego levantaremos la cabeza intentando tocar nuestro esternón con el mentón. No forcemos excesivamente y hagámoslo a pequeños y acompasados tironcitos. No seamos bestias y queramos tocarnos el esternón al primer intento porque les aseguro que algo les crujirá muy en sus adentros o en sus afueras. Ese algo ignoro cuál será porque dependerá de la parte más débil que tengan, pero vamos, que seguro que algo se les habrá descolgado de alguna parte y, lo peor de todo, es que no les habrá servido para nada porque aún no habrán conseguido balancearse ni una mísera vez.

    No nos dejemos abatir por esta primera contrariedad y sigamos. Debemos imaginarnos que somos una mecedora despelucada y con caspa, e intentaremos emular sus arriesgados balanceos. Tengamos cuidado porque esta “cómoda” posturita estará presionando excesivamente nuestros adentros gástricos e intestinales, y estamos totalmente a escape libre. Entre nuestros adentros y el mundo que nos rodea no existe ninguna barrera ni divina ni humana que pudiese impedir la dicharachera salida de lo que nuestra cónyuge o compañera de camastro nos obligó a reprimir, además, que debemos recordar que ya hace horas que estamos levantados, y no habría forma de explicarle que seguimos dale que te pego con el método Yogadochi.  Con este ejercicio de balanceo lo que tenemos que intentar es divertirnos y pasarlo de cojones, que de eso se trata,  pero démonos prisa en disfrutar de este momento porque a continuación viene un ejercicio algo más complicado y que básicamente, y para que me entiendan, deberemos imaginarnos que la mecedora despelucada y con caspa ha volcado. 

    Para su correcta ejecución aprovecharemos el balanceo de venida, y estirando los pies intentaremos tocar el suelo que hay detrás de nuestra cabeza. Usaremos de tarima impulsora a nuestra nuca y cuello. Si conseguimos formar un buen tándem, nuestra espalda permanecerá erguida, y allí a lo lejos, y detrás nuestro, veremos cómo las puntas de nuestros pies estarán tocando el suelo muy felices por haber conseguido llegar hasta allí. Si no los vemos es que los habremos perdido en algún momento del ejercicio. No se preocupen en exceso porque no habrá que ir a buscarlos muy lejos, están unidos a nosotros por las ingles e irse no se han podido ir. Miren por encima de ustedes a la altura de sus ojos, que sin duda allí estarán formando un ángulo de noventa grados con el resto de su cuerpo, pues casi fijo que hasta ahí es hasta donde habrán conseguido llegar, y con mucha suerte.

Posturas de Yoga – Cabeza versus rodilla


    Ya dije que esto no iba a ser un camino de pasionales rosas rojas. A poco que se hayan fijado en el nombre de la postura ésta, estarán temblando. Por esas raras casualidades que tiene la vida, la cabeza la tenemos en un lado, concretamente arriba, y la rodilla la tenemos en otro lado, concretamente más abajo, y cosa curiosa, precisamente de lo que trata este ejercicio es de que se encuentren en un punto equidistante entre el ombligo y el perfilado rodapié que tienen delante de ustedes. 

    Acto seguido nos sentaremos muy erguidamente con ambas dos piernas estiradas, y orientaremos los dedos de los pies con dirección techo. Quítense los calcetines de Adidas si no tienen rayos X en los ojos, y si a través de ellos no pueden ver hacia dónde tienen direccionados los dedos de los pies. A continuación flexionaremos la pierna izquierda colocando la planta del pie contra el muslo derecho lo más cerca posible de la zona genital. Iba a decirles que cuidadín con golpearse en algún teste, pero no creo que haga falta porque dado lo elásticos que son ustedes, calculo que se quedarán a más de un palmo de estos. Ahora inhalaremos aire oxigenado profundamente y levantaremos ligeramente la parte superior de nuestro cuerpo para que así podamos hundir nuestro estómago. Después exhalaremos el aire oxigenado que  nos entró antes mientras desde la cintura nos inclinamos hacia delante para tocarnos el pie derecho con las dos manos.


    Si a falta de fotografías y dibujos son capaces de visualizar esta postura en el punto en el que estamos, verán que mágicamente nuestra frente estará tocando sin ningún tipo de problema la rodilla. Si siguen visualizando un poco más allá, también se podrán dar cuenta de que la visualización anterior la hicieron siendo tremendamente optimistas, porque lo cierto y real es que aún no han conseguido llegarse a los pies para poder quitarse los calcetines y ver para dónde coño están direccionados sus dedos, pero bueno, cuando lo consigan sólo tienen que seguir el ejercicio tal y como lo he explicado, y verán qué sensación de felicidad les embargará cuando hayan conseguido realizarlo.


Posturas de Yoga – La postura del Loto
 
    ¡Oh! Hela aquí y no en otra parte. Ésta es la postura por la cual todo buen practicante de yoga que se precie sueña con realizar a la perfección. La postura del Loto para los yoguis (no osos, yoguis somos los que practicamos yoga) es una de las fundamentales,  y con la que más trascendental meditación podemos llegar a conseguir.
Creo que con este ejercicio podríamos dar por finalizado este primer día de entrenos Yogadochi. En futuras entregas por capítulos seguiré mostrando y explicando más. No quiero saturarles pues hay ejercicios específicos para cada día de la semana, y ya digo, creo que para el primer día ya van bien servidos.

    Antes de enfrentarnos a este ejercicio, no vendría mal tomarnos un vaso de leche chocolateado con nesquick y alguna que otra churresca porra o, en su defecto, madalenas con elevado moñete para tener algo en el estómago. Posiblemente si conseguimos llegar a adoptar esta lótica postura, no podremos desengancharnos de ella en no menos de tres horas, y podría darnos una bajada de azúcar o un subidón lácteo prematuro. Bien, pues siéntense en la odiosa alfombrilla que nos tiene ya hartitos, y dejen completamente recta la espalda. Relajen todo su cuerpo. Visualicen cómo todas sus porciones corporales empiezan a relajarse. Comiencen por los dedos de los pies aunque estén demasiado lejos para visualizarlos bien y los vean borrosos.

    Sientan cómo esa uña infinita sigue clavándose en el dedo de al lado por muy relajado que esté el dedo infractor. Continúen sintiendo cómo los tobillos se vuelven flácidos y los pies se les quedan bizcos. Sigan, sigan, no paren, ahora están empezando a sentir cómo sus pantorrillas tienen ligeros y relajados espasmos, y cómo al mismo tiempo les empieza a picar la cabeza. No se rasquen. Continúen visualizando relajadamente.  Poco a poco la relajación va llegando a las rodillas. Intenten por todos los medios sentir cómo el menisco está a gusto donde está. Vayan sintiendo cómo los muslos parecen que hayan desaparecido. Cosa contraria les está empezando a pasar a sus picores, van in crescendo. Cada vez van a más, y van ocupando más y más porciones de su cuerpo, incluso diría que su cuerpo se le está quedando pequeño para dar asilo político a tanto picor.

    Si han llegado hasta aquí, su porción de cuerpo que comprende de inglés para abajo estará relajada a más no poder. Por desgracia para ustedes, el resto de las porciones de su cuerpo a las cuales aún no hemos llegado estarán esquizofrénicas pérdidas con tanto picor. De poder, usarían un rastrillo para rascarse y acabar con tanto sufrimiento, pero no lo hagan, aguanten que van por buen camino. Comprendan que para su cuerpo todo esto es muy nuevo, y no está acostumbrado a esa auto buscada falta de tensión e ingravidez, e intenta defenderse por lo que pudiera pasar como sabe o como puede. Domínenlo y no se dejen vencer. 

    Continúen visualizando las distintas porciones de su cuerpo. Sigan subiendo y cuando lleguen a visualizar su zona escrotal aceleren inmediatamente porque no merecerá la pena que pierdan tiempo visualizando nada allí, y además, que tampoco hace falta que la relajen porque relajada es su estado natural del que raramente sale. A continuación suban por sus apretados abdominales, brazos y cuello. Una vez conseguido, ya sólo les quedará visualizar la cabeza y relajar todas las cosas que tiene, ojos, nariz, orejas etc…etc…etc…No se les ocurra ir visualizando pelo por pelo, y mucho menos ir poniendo pelos canosos a un lado y los no canosos en el otro, no, hay un truco que yo he inventado que consiste en visualizar lo que es todo el peló de la cabeza en conjunto. Pruébenlo, verán qué fácil les resulta  relajarlo de esta forma, Ah, y no me hagan trampilla visualizándose calvos para ahorrarse esfuerzo, que a mí no me la dan.  Y bien, tan relajados estamos ya que ni los picores nos pican. Pues ahora es cuando debemos de comenzar a realizar la postura del loto.

    Procedamos a sentarnos nuevamente en esa odiosa alfombrilla que tantos quebraderos de cabeza nos está dando, y que el paso del tiempo ha demostrado que de blanda tenía más bien poco. En esta arriesgada posición de sentados, debemos mantener nuestra espalda completamente recta aunque nos tiemblen los glúteos. A continuación alargaremos el brazo derecho y comprobaremos que  no hay forma humana de llegar a cogernos el pie de ese mismo lado. Si es así, doblen un poco la columna vertebral muy despacio. Cuando consigan cogerse el pie, y antes de que su rigidez natural se percate de lo que pretende hacer, pónganselo rápidamente en su ingle contraria, y que repose de momento allí. Seguidamente tendremos algo más de dificultad en hacer lo mismo con el pie que nos queda porque nuestro incordiador cerebro nos ha engañado y no se había relajado del todo. Éste ya se ha encargado de informar a nuestra natural rigidez de lo que ocurre, y ésta, no está por la labor de ser tratada de tan relajada forma, y de que se le complique la vida sin previa consulta. La única opción que les queda es hacer creer a su natural rigidez que va a desistir de realizar este ejercicio. Cójanse el pie que tenían cómodamente instalado en su ingle, y hagan como que lo van a quitar de ahí. Su natural rigidez creerá que ha vencido y no les pondrá dificultades, ¡Ahora! ¡Rápido! ¡Raudo! ¡Veloz!, cójanse los dos pies a la vez y pónganselo cada uno en la ingle que puedan, que no está la cosa como para ser selectivo. Si han seguido mi astuta argucia, se habrán acabado casi de desnucar contra la pared que tienen a su espalda. No les importe porque aunque muy doloroso, no cabe duda, esto ha impedido que salgan rodando para atrás, y cuando se les pase el momento golpazo comprobarán con gran algarabía que mágicamente sus cuerpos jamás volverán a ser los que fueron antes de practicar esta postura. Lo notarán completamente desarmado y falto de armonía, pero también verán que han conseguido su objetivo indiscreto, han quedado ni más ni menos que en la añorada posición del Loto versión “A ver quién coño me desencaja ahora de aquí”.

    A partir de este momento ya es cosa de ustedes. Hagan lo que crean conveniente porque por mi parte he cumplido. Querían posición del Loto pues ahí la tienen en todo su esplendor en la hierba. Ahora ya pues no sé...mediten si quieren o hagan algo en beneficio de la humanidad, de sus pueblos y de sus gentes. Háganlo todo pero no sucumban a las inmensas ganas que sentirán de llorar ante semejante e inhumano dolor que estarán sintiendo.

    Como reflexión final les diré que a partir de que puedan desencajarse de la postura en la que se encuentran, ya no volverán a ser los mismos, y se darán cuenta de que algo ha cambiado en ustedes. Estoy convencido que ya no desgastaran los vaqueros de la entrepierna y andarán un poco raro por el resto de sus vidas.

    Quiero también  disculparme ante las féminas que se hayan sentido ninguneadas de este método. En mi defensa les diré que desconozco cómo aplicar todos mis conocimientos y este método en ellas, porque de sus características físicas sólo soy conocedor de algunas porciones que precisamente no son precisamente para hacer Yoga. De verdad que lo siento. No considero necesario que me agradezcan este primer manual. Me doy por bien pagado con que no mienten ni para bien ni para mal a la mami que tuvo a bien parirme un primaveral día de primavera para regocijo de su útero, que ya estaba hasta las perfiladas narices de mí.

NOTA DEL EDITOR

    Desgraciadamente, al poco tiempo de que el Dr. Yogadochi escribiese esta primera parte del método, setenta y seis años tenía, sucumbió al furibundo ataque de una demencia de origen desconocido, y no pudo finalizar la enciclopedia sobre yoga que era su deseo más arraigado.

    Corren por ahí ediciones de todo tipo que aseguran todo lo contrario aludiendo a la posibilidad de que se curase un poco de aquella demencia de origen desconocido, y pudiese escribir casi todas las partes del método que lleva su nombre, pero esta editorial no tiene pruebas concluyentes de ello por lo cual ha preferido hacer caso omiso a estos rumores y no publicarlas.

Si las pruebas del Carbono 28 dividido por 2 demostrasen que esos rumores son ciertos, no dudaremos en relanzar y publicar el resto de lo que escribiese el Dr. Yogadochi.      

 

                                                                                                  

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