COMPORTAMIENTOS HUMANOS - Extraños comportamientos sexuales

Primer Caso a estudio - Parejas intercambiables, o dicho de otro modus operandi, Intercambio de parejas.


    Apartado A: “Por probar cosas nuevas, que somos muy modernos y liberales” ¡Qué risa que me da!

     Básicamente y de oídas, para que esta variante sexual sea consumada, alguien que no has sido tú se acaba de cepillar impunemente y poniendo los cinco sentidos a tu contraria. De igual modo, tu contraria también se acaba de cepillar sin ningún tipo de remordimiento a alguien que no has sido tú, y lo malo no es eso, no, lo malo es que tú has sido consentidor. Pero una pregunta flota en el ambiente en estos precisos momentos en los cuales nos encontramos....¿Qué ha sido de ti mientras los floridos cuernos consentidos te poseían?. Pues si se cumplen los requisitos mínimos, tú te habrás acabado de cepillar debidamente a la contraria del otro ser de tu mismo sexo. Si has sido testigo de excepción del hecho (aunque esto sea opcional) mejor que mejor porque así no te quedarán dudas de que tu pareja, que tan alegremente intercambiaste, está disfrutando como una cosaca, y que al intercambiado le está haciendo una faena digna de las dos orejas y el rabo, mientras, tú estás dale que te pego a lo tuyo, pero no puedes evitar echar un ligero reojillo para saber qué están haciendo que tantos quejidos regalan al ambiente.

    Tus ojos creen ver visiones ante lo que observas, y te preguntas si ha merecido la pena pasar el mal rato que estás pasando. Observas que tu contraria realmente era una desconocida para ti sexualmente hablando. Le está haciendo cosas a “ese” que a ti nunca te hizo, y él le está haciendo cosas que parecen satisfacerla mucho, y que tú nunca te atreviste a hacerle, ¡Imbécil de ti!, nunca le solicitaste por conducto reglamentario hacer esas variantes sexuales creyendo que te iba a mandar a hacer puñetas ante tu sexual osadía, y que iba a pensar que eras un depravado, que por cierto, ya te tendrá que explicar convenientemente y con todo lujo de detalles dónde las aprendió si contigo cerete, y parece estar demasiado sueltecita para lo recatada que parecía.

    Por otra parte tu inexperiencia en estos menesteres te ha impedido haber acordado y pactado previamente poner ciertos límites a lo que estaba permitido hacer en ese intercambiable encuentro. Aunque realmente esto hubiese dado igual. Irremediablemente el ataque de cuernos consentidos se está adueñando de ti. Creías estar preparado para soportarlo cuando la idea surgió fruto de una apuesta sobre quién era más liberal y moderno. El resultado ha sido catastrófico para ti y tus circunstancias. La apuesta y el partido lo has perdido por goleada. Ni comparación tienen los goles que le han metido a tu contraria con los que habitualmente les metes tú. Has tenido que oír cómo celebraban cada gol mientras tú no has conseguido salir del fuera de juego, y la única vez que lo has conseguido te han sacado tarjeta roja por entrar bruscamente.

    En el no va más de tu intercambiada desdicha, no pensaste en que era muy difícil que te tocara en suerte iba a poder llegarle a la suela de los zapatos a tu contraria. Así ha sido, ni comparación entre el bombonazo de tu mujer, y la vaporeta con patas que te ha tocado en suerte y por la que resbalabas. El otro, al contrario que tú y muchísimo más experto en estas lides, cuando vio aparecer a tu mujer hasta las orejas le hicieron palmas. Éste, seguro que hubiese sido más cauto, y se hubiera asegurado de qué tipo de mercancía iban a intercambiarse. En caso de visual chasco, mejor ni levantarse de la expectante barra del lugar acordado para el encuentro.

    Consumado el intercambio vendrán los mutuos reproches y el reparto de culpas. A partir de ese momento nada será igual entre los ambos dos intercambiados. Las imágenes de introducciones variopintas pesarán como losas en la relación

    A groso modo, esto más o menos viene a ser una situación típica de parejas intercambiables no habituadas a estos eventos. Yo aconsejaría en caso de querer acceder a este mundo, contar hasta diez antes de dar el sí quiero, y asegurarnos muy mucho que efectivamente sí que somos muy liberales y que la modernidad no nos va a dar por donde la espalda pierde su honesto nombre

    Apartado B: Cuando efectivamente sí que se es liberal....más que nada debido a que carecemos de escrúpulos y nuestra contraria nos importa un huevo.

    Lo primero y principal es afirmar con total rotundidad que en cualquier caso el sentimiento afectivo en esta clase de parejas intercambiables es nulo, porque de lo contrario ya estaríamos hablando de auténticos enfermos mentales, ¿Drástico? Pues sí, ¿Qué pasa?, que cada uno llama a las cosas como quiere.

    No cabe ni en mi cabeza humana ni en mi aguerrido carácter manchego, que hubiese algún ligero resquicio de que en esa relación Cupido lanzase alguna vez una flecha, y si la lanzó, en vez de hacer diana en el corazón, le tembló el pulso, y la diana impactó directamente en el culo del receptor. Estoy convencido que ese día Cupido no estaba muy fino y falló el lanzamiento.

    El segundo motivo que se me ocurre es que su mujer sea un callo, y el liberal y moderno éste quiera pasarse buenos ratos a costa de se supone monumentales féminas, que lógicamente deberían estar bastante mejor que la suya, porque de lo contrario, aparte de ya haberlo incluido en el apartado de enfermo mental, habría que pegarle un tiro por imbécil.

    Yo no entiendo esto quizás porque nunca intercambié nada aparte de esporádicos fluidos, pero sí creo que tiene que ser muy complicado. Poniéndome en la piel de un intercambiador cualquiera al cual no le faltase un hervor, a la hora de intercambiar, intercambiaría para mejor, es decir, la destinataria del florido y corneado momento consentido debería estar mejor que la mía, pero claro, es lógico suponer que la pareja de la intercambiada también pretenda lo mismo que yo, o sea, que mi contraria esté mejor que la suya. Las intercambiadas también tienen su corazoncito y sus pretensiones serán las mismas que la de los intercambiados ¿Entonces qué pasa aquí? ¿Qué follón es éste?, ¿Todas la parejas intercambiables son cuerpos diez? Mi opinión es que en un porcentaje altísimo son todo lo contrario, y de ahí que intercambien por si cae algo digno de ser recordado. Dirán Vds. que en qué me baso para esta aseveración pues según dije nunca intercambié. Puedo contestarles que para afirmar esto simplemente me basta y sobra con la aplastante lógica, y sólo tienen que ver algunos programas televisivos que tratan algunos temas de estos para darse cuenta que llevo razón. Sólo hay que ver las parejas intercambiables que salen, vamos, lo mejorcito de cada casa. En qué cabeza cabe señores míos que un señor sin taras mentales que tenga una mujer de bandera, se le pueda pasar tan siquiera por la imaginación que alguien que no sea él la posea. Además que el cálculo de probabilidades de él poder intercambiar para mejor se le queda muy escueto si tan digna de ver está su contraria.

    Como dije, no puedo entenderlo, todo varón que se precie le tiene un terror ancestral a ser floreadamente cornamentado. Por eso no me entra en la cabeza que haya colegas de sexo que les guste llevarlos con tanto orgullo alegando modernidades. Creo que es de visita urgente al psiquiatra. Otra cosa es que lleve la cornamenta florida adosada a su intelecto sin saberlo, y se percate de ello al notar que antes pasaba con más holgura por su puerta y ahora tiene que agacharse por miedo a que se le astille algún pitón, pero esto sería un tragedia, y nada tiene que ver con el objeto de nuestro estudio.

    Segundo caso – Cuando por arte de magia una pareja de dos pasan repentinamente a ser tres, o sea, los tríos.

    Primeramente y para entenderlo debemos tener claro qué es un trío. Trío viene del término Vikingo muy científico todo él “Bienaventurados los vikingos porque sus cuernos eran postizos”, que escueta, llanamente, y para que nos entendamos, significa tres, es decir, para que haya o exista un trío tiene que haber tres de algo, o dos y uno, o una y dos, o tres de lo mismo. Para gustos hicieron colores. Ya no entro en más combinaciones porque mis arraigadas convicciones religiosas no me lo permiten.

    Como las cosas dicen que se ven según con el color del cristal con que se miran, si preguntásemos a un varón es casi seguro que para él un trío lo formarían dos féminas y él. No por nada eh, simplemente porque si el momento trío lo compartiesen dos varones y una fémina sería bastante preocupante. Quien quita la ocasión quita el peligro. Nadie sabe en mitad del desenfreno qué es lo que puede llegar a ocurrir, porque ya puestos se pueden confundir inconscientemente oquedades, y los daños causados pueden llegar a ser irreparables cuando el momento trío acaba y nos percatamos que nuestra almorrana Dorothy nos pega con toda la razón del mundo la bulla por no haber tenido más cuidado, y haber apretado el ojal al sentir que algo inhabitual acosaba sus alrededores.

    Lo que sí está claro es que el varón objeto de este estudio debe de ser un superdotado, o esto, o el ridículo está asegurado ante la concurrencia femenina. A un casto varón de andar por casa, de los que formamos parte la mayoría, esto le sobrepasaría, y yo no le aconsejaría ni que soñase con alguna vez llegar a hacer un trío, bueno, que lo sueñe sí, esto no es malo, el soñar es lo que tiene, carece de límites y podemos estar con veinte a la vez y salir triunfadores, pero acabado el sueño mejor seguir siendo una persona normalita que al final lo agradeceremos.

    No dudo que tiene que ser un experiencia como para no olvidarla, o bien en sentido positivo, o bien en el negativo. No olvidemos que la madre naturaleza es sabia, y todo va en relación. Nunca debemos infringir sus reglas. Un varón con una alzada de aproximadamente 1´72 m y 73 Kg de peso, únicamente está genéticamente adaptado para estar con una sola mujer a la vez, y si se la acaba podemos perfectamente considerarlo un milagro, ¿Cómo entonces va a pretender estar con dos cuerpos femeninos desnudos ansiosos de sexo dispuestas a devorarle?. Esto es impensable.       Absténganse de opinar aquellos que sobrepasen estas características técnicas, que para el caso es lo mismo. En el sexo la mujer está muchísimo más dotada que nosotros. Ya he dicho alguna vez que nosotros somos de escopetazo y a esperar. No tenemos la suerte de ser multiorgásmicos en una misma sesión. Por el contrario ellas si se lo proponen pueden ser insaciables, con lo que si esto lo multiplicamos por dos y a la vez, el resultado que nos queda es el de visto lo sucedido vayámonos por donde hemos venido.

    Esto de los tríos lo vemos muy habitualmente en las películas porno, quiero decir.....lo ven, pero tampoco hagan mucho caso ni se sientan inferiores que de esa realidad que creen ver a lo que verdaderamente es va todo un mundo, porque luego la post producción y el añadido de los efectos especiales en el montaje final hacen mucho (cuanto me van a agradecer estas palabras). Lo que Vds. ven en una hora u hora y pico según aguanten, ellos han tardado días en hacerlo, además, tengan en cuenta que los “actores” estos tampoco hacen otra cosa en todo el santo día. Ya veríamos si tuviesen que ganarse el pan con el sudor de su frente en vez de con el sudor de su...Bien comidos, bien bebidos, y sin darle un palo al agua ya podrán. Que los madrugones desgastan mucho, y no dormir nunca las horas reglamentarias es un duro hándicap sexual...,¡Ah!, otra cosa, tengan en cuenta que esos ríos seminales que no se sabe de dónde coño proceden pues el objeto expulsador ha desaparecido de repente de la pantalla, los venden muy baratitos en su mercadona habitual en formato gel de baño, pero bueno, esto del cine porno será objeto de estudio otro día.

    Particularmente no tengo nada que objetar a los tríos siempre que los tres sean partícipes activos del hecho. Simplemente debía reflejarlo como algo que no es muy habitual que ocurra en nuestra vida cotidiana. Lo que ya sí que debo incluir como problema es cuando están tres, pero uno disfruta sexualmente mirando como otros dos lo hacen,  y que además la integrante femenina de lo que está visionando es su pareja de hecho o no de hecho. Aquí sí que hay un agudizado trastorno en el cerebro del mirón. Creo que los psiquiatras lo denominan “Trastorno psicomotriz del quiero y no puedo, y como no puedo pues veo”. Si alguien se considera incluido en esta denominación de origen, no pierdan tiempo y gástense la pensión no contributiva en visitar urgentemente al psiquiatra más eminente que encuentren antes de que sea tarde, que el tiempo vuela.

Tercer Caso: De la utilización de artilugios de cuyo nombre no quiero acordarme.

Apartado A: Artilugio femenino...su majestad el consolador

    Curioso el nombre y qué significado más trascendental encierra esta palabra ¿Eh?, “Consolador”. Para quien no lo sepa ésta palabra declina del latín “Consolatorum placeris consigum mismum”, y significa consolarse y darse placer a sí misma. Lo que pasa es que con el paso del tiempo se ha perdido la segunda parte quedándose simplemente en consolador, además, que sería muy lioso ir a comprarlo. ”Dame este consolador de medio metro para consolarme a mí misma”. Sobran palabras porque el dependiente ya sabe cuando le piden un consolador para qué se utiliza, por dónde, y para dónde (aunque no siempre eh).

    Siempre me he preguntado qué oculto instinto las lleva a buscar este sustitutivo tan carente de sentimientos y tan poco vivo, porque que vibren no quiere decir que tengan vida propia. ¿Podría ser carencia de algo más humano? ¿Largas temporadas sin olerlo? ¿Para ellas marcar el ritmo y que la cosa no se desinfle? ¿Tamaño a elegir y no conformarse con lo que le ha tocado en suerte? ¿Pelifóbia púbica? ¿No tener que ver caras raras durante el acto sexual?. Ahhhhhh.

    Sinceramente desconozco qué razón las puede llevar a su utilización, pero dando por hecho que se utiliza, saquemos los varones nuestras propias conclusiones que somos los más perjudicados ante este sustitutivo, ya que si cunde el ejemplo sólo nos va a servir para miccionar y poco más. A ver si entre todos podemos convencerlas de que destierren estos apestosos artilugios de su espacio vital, y vuelvan al redil del que nunca debieron salir.

    ¡Venga!, gritad conmigo todos a una ¡Féminas del mundo! ¿Por qué lo hacéis?. No tenéis bastante con habernos arrebatado sin consultar nuestra paradisíaca costilla, que ahora queréis que lapidemos nuestro más valorado y siempre altanero estandarte (bueno, casi siempre), ¿Pero qué más os da?. Sois muy egoístas cuando los utilizáis sabiendo que hay hombres dispuestos a ofrecéroslo sin costes adicionales. Por otra parte también os ahorraríais una pasta en pilas alcalinas. Cómo podéis comparar esa mecánica vibración con las pulsaciones anhelantes de nuestro menospreciado miembro. Cómo podéis comparar el contacto de ese frío instrumento con el contacto calentito a temperatura ambiente de lo nuestro. Cómo podéis comparar....¡Me hago de cruces eh!. Cómo osáis comparar la introducción de esas cosas en vuestros adentros (que además se os debe de cansar la muñeca) con sentir cómo centímetro a centímetro (hasta un tope) lo nuestro va abriendo suavemente brecha en vuestros interiores ¡Qué poco orgullo tenéis! Qué más orgullo para vosotras que ver que con vuestro esfuerzo y debido a vosotras, algo que estaba inerte empieza a crecer, y crecer, y crecer, con el único fin de buscar vuestros más recónditos parajes, no como el sustitutivo de látex o de lo que sea, que siempre está igual, que parece una morcilla patatera.

    Y lo peor de todo es que eso no conduce a nada que os realice como personas humanas, y menos como mujeres. Cada vez que lo utilicéis pensad que posiblemente hayáis asesinado a un ser vivo que quizás quería haber venido a este mundo, porque perdonar eh, pero el sustitutivo nunca podrá eyacular ni en vuestros adentros ni en vuestros afueras. Eso sí que lo tenemos en exclusividad, y a no ser que por vía intralatex introduzcáis ese preciado líquido previamente extraído, y a ver luego por dónde sale, vuestro sustitutivo seguirá estando siempre más seco que el ojo de Benito, y no me preguntéis quién es ese tal Benito para cambiar de tema que estoy muy enfadado.

   Si sois sinceras, lo que no podréis negarme es que ese momento expulsión es emocionante para todos, ¡Ese momento es la creación divina! ¡En ese momento los planetas explotan y las constelaciones estallan! ¡El firmamento se abre! ¡La vía láctea abre paso al tren lácteo! ¡El sol se oculta! ¡Venus se despelota ante los ojos de Saturno!. En ese momento se olvidan egoísmos buscando incesantemente compartirlo todo, y en ese momento…. todos somos mejores personas, al fin y al cabo la vida se reduce a eso, a momentos.

    Perdonarme pero es que estoy muy emocionado y me cuesta mucho seguir. Haré una pequeña parada para recuperarme y buscar en no sé dónde las fuerzas suficiente como para poder continuar.

    Gracias por vuestra preocupación que sé que tenéis por mi estado, ya estoy mejor.

    ¡Qué vida ésta!, espero haber conseguido que recapaciten y no se cierren en banda por la cuenta que nos trae, y que cada vez que sientan deseos de llevarse algo para cualquiera de sus adentros, piensen que tienen la increíble facultad y facilidad de poder hacer feliz a un hombre con muy poco esfuerzo personal. Aquí el aspecto físico no influye. Siempre ha de haber un roto para un descosido.

    ¡¡¡Gritad conmigo compañeros de infortunio!!!  ¡Usadnos libremente féminas del mundo!, ¡Usadnos y luego si queréis tiradnos como clinex, pero usadnos! No nos sentiremos ofendidos ni os pediremos nada a cambio. Hemos venido a este mundo para sufrir. Si no nos queréis mirar la cara mientras hacéis uso de nosotros no lo hagáis.


    Compañeras de mundo y época, sólo me resta pediros que seáis más generosas. Dios os dio todo lo que os dio para que lo compartieseis con nosotros. Nuestras cosas por separado no tienen razón de ser.

Apartado dos: A falta de pan buenas son tortas...muñecas hinchables a babor.

    Dada mi imparcialidad en lo referente a estos temas, no podía pasar por alto el tema éste de las Barbies hinchables. Me guiaré por instinto porque sólo he visto a estas damiselas de plástico en la tele, o en algún que otro anuncio que aconsejan su utilización para sentir un placer inmenso.

    La utilización de esta adaptación a plástico de Matahari parecen indicar probables alteraciones craneoencefálicas y trastornos de la personalidad del usuario que a ellas recurre, aparte de una carencia total de valores sociales cognitivos e inadaptación subyacente a una sociedad evolucionada, vamos, que está como un cencerro el colega, porque díganme a mí qué placenteros e inolvidables momentos pueden dar estas barbies gigantes. ¡Pero si no hacen nada!. Todo lo tienes que hacer tú, (incido en que todo son estudios eh) además que éstas están muy evolucionadas, y tanto quieren parecerse a las de verdad que hasta inclusive vienen programadas para tener jaquecas según qué días.

    Me imagino a un ínclito usuario que dada su nula actividad sexual con la raza humana decide entrar a un shep xop de esos (se habrán dado cuenta que ni sé escribirlo, conste en acta) a echarse a sí mismo de reyes una sumisa muñequita. El ínclito humano pasará y se pondrá a ver todo lo que hay. El corte que siente es inmenso. Por desgracia el shep xop está concurridito y ha tenido la fatalidad de que a su lado se encuentre una fémina que porta entre sus ambas dos manos un sustitutivo humano de dimensiones siderales. Él piensa que vaya dos que han tenido la fortuna de encontrarse. Ella lo mira y remira porque su grado de cotillez es tal  que quiere saber a qué ha ido allí. Por supuesto él se hace el longuí esperando que algún día se tendrá que ir, pero ella no tiene prisa, nadie la espera y tiene toda la noche para hacer uso de su compra. Llega un momento que a él le da todo igual porque le están dando las uvas, y como siga en ese plan van a cerrar, pero por mucho que lo intenta no las encuentra. No hay ninguna hinchada a la que pueda echarle un vistazo. Justo al lado de los condones de exóticos sabores ve un cartel que pone muñecas hinchables listas para ser hinchadas. Él se dirige con premura allí, y coge una caja de aproximadamente medio metro de ancho por dos metros y medio de largo, ¡Joder! piensa, “pues para hincharla voy a necesitar un compresor”. Nuestro ser llama al dependiente y le dice que si no las tienen algo más bajitas. A ver si va a tener que hacer alpinismo nocturno con ella. El dependiente le dice que ese día han ido a comprar muñecas clientes muy bajitos, y que sólo le quedan las aconsejadas para jugadores de baloncesto, pero que puede volver otro día que ya han pedido de todas las tallas. Con muchas dudas decide quedársela. Le ha gustado el nombre. La muñeca se llama Jennifer, y siempre quiso poner una Jennifer en su vida, además, que como no pesa ya la acomodará él convenientemente donde proceda.

    La del sustitutivo sideral en la manos se queda atónita mirándole. Nuestro ser procede a pagar el importe, y le pide al dependiente parches por si acaso se pinchase, no él, sino su muñeca. El dependiente le dice que están hechas con un material antipinchazos, y que no le harán falta parches. Puede introducirse todo lo que quiera en ella. No explotará.

      Por fin ha llegado a casa y desembala a la barbie gigante. La ve ligeramente chuchurría cuando la saca del envoltorio. Espera que cuando acabe de inflarla tenga mejor presencia. Nuestro ser busca y rebusca por toda la casa algo para inflarla pero no encuentra nada, no le queda más remedio que inflarla a soplidos, y dada las dimensiones no va a ser tarea nada fácil. Nunca fue de soplidos consistentes. Tomada la decisión, ahora es cuestión de ponerla en práctica. El problema es que desconoce por dónde realizar el inflado momento. Su gran intelecto le indica que seguramente habrá que inflarla por donde él deberá desinflarse luego. Ni corto ni perezoso pega su boca a la erógena zona de la barbie y comienza a soplar y soplar, no obteniendo resultados satisfactorios, lo único que ha conseguido es que sus pestañas se ericen con tanto soplido y que el flequillo se le vaya a la parte de la coronilla. El aire conforme entraba salía.

    El “ser” éste objeto de nuestro estudio vuelve al ataque. No se da por vencido, y aunque le da repelús, comienza a soplar a la muñeca por detrás, pero aquello no se hincha ni de coña. No le va a quedar más remedio que empaparse de las instrucciones que están en inglés. Él del yes no pasa. Lógicamente no entiende nada, pero he aquí que unos dibujitos le hacen ver la luz. Justamente al lado de la teta, a la altura de la axila derecha de la muñeca, hay un dispositivo inflador parecido a los de los balones de playa, y él otra cosa no, pero balones playeros ha inflado unos pocos. Después de tres horas de soplidos compulsivos, y cuando se percata que es suficiente pues la palpación de una teta le ha indicado que basta ya (tampoco quiere hacerse ningún chichón) tapa el dispositivo y la coloca encima de la cama de agua de río que se compró para su cumpleaños, y en la que nunca pudo dormir porque se marea nada más acostarse.

    El “ser” cree conveniente que para esa primera vez debe estar aseadito y perfumoide no vaya a ser que la barbie gigante se queje. Quiere estar excitante para su compañera inflada, y se coloca un tanga de color rojo pasión que se compró para el día de su santo, y con el que sale tan alegre y dicharachero dando saltitos por las sensaciones que éste le produce.

    ¡Ya está todo dispuesto para dar rienda suelta a sus más ancestrales deseos sexuales! Ahora viene cuando la mataron, ¿Qué hacer con aquella cosa inerte que tiene la boca abierta como queriendo pedir socorro? Él se echa encima. De momento le da cosa despelotarse ante ella porque su "instrumento laboral" aún está cabizbajo. Decide apagar la luz y hacerlo a oscuras. Cuando el “ser” comienza a empujar pues la cosa ha adquirido ya el volumen necesario, nota como si alguien respirara. Él no es, bastante tiene con salir ileso de los empujes a los que está sometiendo a la muñeca. El orificio central objeto de sus empujes está como demasiado áspero y cada vez que culea, la muñeca se va toda ella con él, además, que no se la puede quitar de encima. Debido al calor corporal y al sudor, la muñeca se le ha pegado al cuerpo y no hay manera de despegarla. De ser auténticos desconocidos han pasado a ser uña y carne.

    Podríamos estar lustros ilustrando el primer encuentro del ser con su muñeca hinchable. Seguramente al final logrará alcanzar el climax muñequero sexual, y quizás se sienta el hombre más feliz de la tierra, pero lo cierto es que su mente no rula muy bien y va a necesitar mucha terapia en grupo para curar esa desviación Walt Disney que se ha apoderado de su lucidez.

 

 

 

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