En el culo del mundo

  

¡Menuda mierda de vida!, ¡Sí!, sé que no es lo más procedente empezar un escrito reivindicativo de esta forma porque lo mismo esto impide que apetezca seguir leyéndolo, pero no puedo evitarlo, es que ya estoy harto y quiero romper una lanza por mí que soy el más espabilado, y por todos los de mi especie. De hecho he visto por aquí anteriores relatos, que todos ellos tienen su fotito, y del mío qué...a la vista está, ni una foto.

A modo de introducción. Lo primero será quejarme del nombrecito con el que me bautizaron sin preguntarme nada al respecto porque….¡Anda que no habrá nombres!, ¡Pues no!, ¿Para qué iban a bautizarme con un nombre más atractivo e inclusive sensual? ¡No!, mi  nombrecito parece sacado de una película de terror de esas de zombis andantes. No voy a transcribir aquí el nombrecito en cuestión porque es que me pongo de una mala leche que para qué. Conforme vayan leyendo  ya  irán  averiguando  si  tengo  razón  o  no  en  lo  referente  a  este nominativo asunto, pero vamos, que para entendernos y que haya una comunicación más afable entre Vds. y el que suscribe, yo, me presentaré. Me llamo Morris aunque como he dicho Vds. me llamen de otra manera,  y quiero contarles a Vds., seres humanos, mis inquietudes y el porqué de este berrinche que tenemos tanto mis congéneres como yo.


En concreto y refiriéndome a mí, que si alguien tiene que ir al cuartelillo por reivindicar nuestros derechos, deberé ser yo porque soy el abanderado y democrático representante de todos los de mi especie. Decirles que soy varón. Quiero dejarlo esto muy claro ya que la gente tiene la manía o la costumbre, que no sé de dónde ha partido eso, de relacionarme con el sexo opuesto  y  de  dilapidar  mi  varonil  presencia  nominándome como  de  sexo femenino.  Personalmente  me  molesta  muchísimo  y  no  es  lo  único que  me molesta,  hay más cosas. Me produce un desazón interior enorme que de mí no se acuerden porque me echen de menos, noooooo….que va…de mí no se acuerda nadie, ¿Para qué?, tan sólo reparan en mí y me nombran, así como con desprecio, cuando reivindico mi derecho a ver mundo y doy la cara cuando tampoco es que últimamente llame a la puerta tan a menudo. Digo que me estaré volviendo mayor y no estoy muy andorrero que digamos.

Antes de joven, y cuando nací por primera vez, sí que me gustaba más la juerga y estaba cada dos por tres fuera de casa. Podía perfectamente estar fuera cuatro o cinco días. Mi “anfitrión” de aquella época (como los de nuestra especie llamamos a los humanos) nada más percatarse de que pretendía salir a dar un garbeo ¡Zacatrás!, ya estaba poniéndome trabas intentando taponar mi salida. No voy a negar que unas veces tenía intensas ganas de fiestón y no reparaba en astutas argucias para conseguirlo, pero otras veces no, otras veces era porque tenía terrores nocturnos. Siempre padecí de esa dolencia psíquica. Creo yo que con motivos más que justificados por lo menos para mí.

Un día fui con mi anfitrión al psiquiatra. Estábamos muy unidos ambos dos inclusive hasta para lo de los terrores. Allá donde él iba, yo le acompañaba. Casi nunca se daba cuenta de que me tenía detrás de él vagando como un espíritu errante. A veces debía hacerme notar para que se percatase de su lamentable y despótica actitud hacia mí. El caso es que el psiquiatra nos dijo, o por lo menos eso entendí, que los terrores nocturnos vienen a ser algo así como terroríficas imaginaciones de nuestra mente (es que aparte de que estoy un poco sordo, como ando siempre por las zonas traseras pues nunca me entero muy bien de lo que pasa). Mi anfitrión se quedó más tranquilo con sus terrores. Yo con los míos no tanto. A mí que no me jodan pero mi anfitrión nunca había estado donde estaba yo por lo menos en cuerpo y alma. Ese lugar daba escalofríos. Todo estaba muy oscuro, y a veces oía voces de ultratumba y veía cosas monstruosas que serpenteando se acercaban desde el interior amenazantes hacia mí con innegables ganas de pasarme por encima y espachurrarme. Yo la verdad es que nunca creí que fuesen imaginaciones mías. No creí estar tan loco. No eran monstruosas cosas que visionase esporádicamente o de vez en cuando, ¡No!, ¡Que va!, eran monstruosas cosas que veía pasar casi a diario muy cerca de mí.  Curiosamente  su  presencia  siempre  venía precedida  de  vientos huracanados, y alguna que otra explosión que me levantaban hasta los pelos del flequillo cuando pasaban por mi lado, así que de tarado nada. El paso del tiempo y tanto vivido me ha demostrado fehacientemente que los terrores nocturnos eran totalmente fundados, y que esas cosas horrendas existían y no era mi imaginación. Aparte de que soy alérgico a ellas y me salen granos, cuando se aproximaban sentía como si me ahogara.

    Anfitriones humanos, mi especie y yo mismo estamos muy decepcionados con todos vosotros y vuestra falta de sensibilidad hacia nosotros. Seguramente pensáis que nuestra vida carece de sentido pues sólo estamos para joder al personal dentro de los cuales habitamos, y que deberíamos de ser una especie en extinción. Os vais a dar con un canto en los dientes. Por más que lo intentéis jamás lo conseguiréis. Hemos tenido que evolucionar muy deprisa para poder sobrevivir ante tantas zancadillas que nos habéis puesto, y estáis a un mundo de nosotros.

    Pensarlo por un momento aunque ya sepa que vosotros eso de pensar, lo justito, os guiais por impulsos, pero hacer un supino esfuerzo e intentarlo ¿Vale?. Llevamos con vosotros toda la vida por mucho que habéis intentado que esto no fuera así. Nosotros ya estábamos en este mundo antes que vosotros. Vosotros erais proyectos humanoides cuando nosotros ya estábamos conviviendo como huéspedes de alto standing con los hombres de Nerdenthal, y también con los de Cro Magnon. Si ellos por aquella época no pudieron eliminarnos, que eran bestias de mucho cuidado y había que ver de las variopintas formas que querían sesgar nuestras optimistas vidas, os haríais de cruces, entonces cómo queréis conseguirlo vosotros, que a su lado parecéis lindas damiselas.

    Tened en cuenta que ni siquiera pudo exterminarnos aquel pedazo de meteoro que impactó  sobre  nuestra  tierra  y que  acabó  con  todos  los  dinosaurios  y especies que midieran más de palmo y medio. A mi especie aquello ni le afectó. Para nosotros aquello fue un golpecito de nada. Para vuestra información os diré que incluso hemos colonizado otras galaxias. ¿Parece mentira eh?, pues no lo es. Diréis que es un farol que me estoy jugando. Que cómo coño vamos a colonizar otros  mundos  si  no  tenemos naves  espaciales  ¿Dando  saltitos  o  haciendo spinning hasta llegar allí? ¡Ignorantes vos!, ¡Pues no!, cómo vais a evolucionar si no veis más allá de vuestras narices.

    Tengo que reconocer que no fue tarea fácil, tampoco vayamos a pensar que todo nos lo dan hecho, que no es así. La idea de colonizar galaxias fue precisamente mía. Yo era el portavoz del sindicato independiente, y solicité una reunión con altos mandatarios para trazar el plan al que finalmente y tras un amplio debate no pudieron dar carpetazo. Mi idea sorprendió por inusual, ¿Para qué queríamos colonizar nada con lo bien que parecíamos estar aquí?

    Un problema importantísimo era que desconocíamos de qué manera nos podía afectar la ingravidez estelar. Yo tampoco lo sabía pero les dije que eso no debía ser un obstáculo para nuestra aguerrida estirpe. De cobardes nada se ha escrito nunca. Por otra parte las cosas aquí se estaban empezando a poner bastante chungas para nuestra supervivencia. La OTAN nos había incluido en la lista de especie non grata y a la que había que eliminar de la faz de la tierra, vamos, como si fuera de ellos únicamente existiese la “nada”, que así os va. Para ello todos los países integrantes aunaron esfuerzos farmacéuticos para encontrar nuestro talón de Aquiles, curioso ¿no?, nunca se unen para nada si no sacan tajada, y precisamente para destruirnos a nosotros sí que se iban a unir todos altruistamente. El caso es que tristemente fueron llegándonos preocupantes noticias sobre miles de bajas en nuestras filas europeas y atlánticas del norte, que hicieron que los acontecimientos se precipitasen irremisiblemente.

    Se dieron cuenta que mi idea al fin y al cabo no era tan descabellada como en un primer momento se pensó. Al ritmo que iban las defunciones debíamos encontrar y explorar nuevos mundos donde hospedarnos. Para ello mandaríamos una flotilla de compañeros exploradores para ver si no era una posibilidad tan remota como al principio se pensó. ¿Pero cómo conseguirlo?. Correría el año 1972 más o menos. Nuestros espías en Estados Unidos nos informaron que en los estudios de Hollywood estaban finalizando de rodar la película de ET, y que un espía nuestro había conseguido hospedaje gratuito en la persona y culo del director de la película, un tal “Spielberg”, y habían leído juntos el guion. Al final de ella vendrían a rescatar a ET sus congéneres. Entonces pensaron  que  por  qué  no  aprovechaban  el momento  ese, y mandaban  una avanzadilla para empezar así la colonización galáctica.

    ¡No podía creerlo!, aunque estamos inmensamente más evolucionados que vosotros, también en nuestra población hay personal a los cuales les falta un hervor. Desde aquí vía web cam les dijimos que sus tiempos de espionaje se habían acabado. Que no espiasen más y que cogiesen el primer vuelo en Iberia que saliera para acá. La solución al dilema únicamente podía pasar por colarnos en una  nave tripulada  con  humanos  de  verdad.  Debíamos de  dejarnos de historias y de efectos especiales. Nada como un humano que nos pudiese abastecer de sustento  y  morada  durante  el  largo desplazamiento. ¡Eso hicimos!. Como tenemos destacamentos en todos las partes del mundo, mandamos un mensaje a nuestros colegas de Houston informando cuál era la manera de conseguirlo. Desde allí nos dijeron que no tenían personal cualificado para esa misión y que necesitaban un poco de tiempo para entrenarles. Después de que ya algunos apolos fuesen lanzados, nuestro personal estuvo preparado, y lo más importante, sin bajas.

    Nuestro servicio de inteligencia, famosos todos los integrantes por su gran cabeza, nos informó que estaba previsto un lanzamiento tripulado desde cabo cañaveral. Los tripulantes iban a ser cuatro y solicitaban número de efectivos que debían acompañar a la tripulación. Hicimos cálculos y pensamos que lo más conveniente era enviar un efectivo por tripulante para no causar muchas molestias y pasar más desapercibidos, a excepción del comandante de la nave, que debía de llevar dos por si uno era eliminado. Lo teníamos todo pensado. Había que evitar por todos los medios que se durmiera. Aunque iba a pasar un vuelo estelar chungo, más valía así que no que se estrellase la nave con nuestros conciudadanos a bordo, y echar a pique nuestra misión.

    La unión de nuestras fuerzas de choque con sus anfitriones fue todo un éxito. Pegados al televisor  vimos como nuestros  efectivos estaban en posición de despegue junto con los humanos. Bastaba con observar cómo iban caminando por la pasarela de acceso a la nave para darnos rápidamente cuenta del éxito conseguido. Iban a pasitos cortos y apretando el culo contra sí mismos, señales irrefutables de nuestra victoria. Hubo algún momento de duda sobre si el despegue se debía de realizar o no cuando los pilotos informaron a la torre de control de las escocidas y abultadas molestias con las que se habían levantado. Menos mal que la NASA, muy experimentada en estos temas, les indicó que no se preocupasen que con una dieta blanda y rica en hidratos de carbono se solucionaría. Posiblemente la causa de sus molestias habían sido los nervios por la proximidad del viaje, o que se pasaron en ingerir productos nocivos en la cena de la noche anterior al despegue.


    Aunque no volvimos a saber nada de nuestros compañeros, tenemos pruebas concluyentes de que lograron finalizar con éxito la misión. Nuestra especie tiene un sexto sentido, y en alguna que otra visita de extraterrestres (que no creéis aun que nos visiten) hemos notado que nuestras semillas iban con ellos. Al igual que los tripulantes de la nave, estos extraterrestres también iban apretando el culo. La única diferencia es que nuestra especie estelar ha tenido que adaptarse adquiriendo otra morfología algo más ufológica para sobrevivir, pero no hay duda de que son retoños de aquellos compañeros que quizás sacrificaron su vida por el bien del resto de nuestra especie.

    Comentado esto insignificantes humanos, y como dije, nuestra vida aquí entre vosotros no es una tarea nada fácil. Espero que al abrir mi corazón de par en par, y dejando escapar sentimientos, logre que seáis algo más comprensivos con nosotros y nos sepáis valorar en nuestra justa medida. Si algún día perecemos todos, os aseguro que nos echaréis mucho de menos, aparte de que subiría el paro del gremio farmacéutico, y las rentas per cápita descenderían, pero dudo mucho que ocurra eso porque sois demasiado torpes como para lograrlo.

    Donde yo me encuentro parece el corredor de la muerte. Siempre quieren cortarle a uno el gaznate y no entiendo por qué. Cierto es que casi siempre lo consiguen, que todo hay que decirlo, pero también es cierto que Dios está conmigo. Aunque mi cuerpo es mortal, mi alma no. Ignoro por qué se me ha concedido esa gracia, pero lo cierto es que es así, la casco y al siguiente segundo mi alma vuelve a reencarnarse, y con ella yo. Ya no llevo la cuenta del número de reencarnaciones por las que he pasado, miles...¡Qué digo miles!, millones de ellas. Esto de ser inmortal aunque parezca en primera instancia un chollo, no lo es para nada eh, depende mucho del lugar que encuentre mi alma para reencarnarse. Mi alma es muy intranquila y no puede estarse quietecita una temporada para poder elegir el lugar idóneo donde asentarnos, es que ni me consulta, ella en el primer hueco que queda libre se cuela, y no cuenta con que el que debe permanecer ahí quizás años soy yo. Lo que sí tiene claro es de abstenerse de aprovechar huecos vacíos en animales, sobre todo en gallinas que con tanto huevo mi vida ahí sería insufrible.

    Por desgracia me han tocado algunos hogares que para qué las prisas. Aunque todos han dejado de una u otra manera huella en mí, el que peor sabor de boca me dejó fue el anterior a éste donde me encuentro ahora. Era un lugar bastante raro y desértico para lo que yo estaba acostumbrado. Digo desértico porque había escasez de pelo. Durante mi estancia allí sólo vi la luz del día una vez. Recuerdo que era verano y estaba yo tomando el sol en la playa en un lugar apartado de las curiosas miradas para ponerme moreno,  cuando de repente sentí un impacto bestial contra todo yo. Aquello parecía un terremoto de ocho grados en la escala de Richter ¡Qué ocurría? ¿Qué era aquella cosa que tan violentamente había perturbado mi soleada escapada y me había hecho un chichón? Nunca había visto nada igual, y eso que como he dicho he estado hospedado en hogares de todo tipo.

>> Insignificantes mortales, me  han  comentado  compañeros  de  especie  que  últimamente  hay muchísimos hospedajes femeninos que son ornamentados con unas cosas llamadas tangas, y que son muy molestos para ellos. Dicen que aparte de coger constipados, les corta la respiración y que incluso en caso de no llevar cuidado hasta les podría estrangular. Así que rogaría a todos los hogares femeninos que tuviesen caridad cristiana para con mis amigos, y se ornamenten con los adornos de cuello alto que se han utilizado toda la vida y en los que tan confortablemente y calentitos  se hallan.

    Me he hospedado en hogares decorados tanto femenina como masculinamente, pero al que me estaba refiriendo antes estaba clarísimo que era masculino. ¡Sólo había que verlo!, ¿Entonces qué hacia aquel obús atacándome como si se fuera a acabar  el mundo? Creía  que  en  ese  hogar  de  nueva adquisición iba a poder estar tranquilo de esas guerras. Alguna vez que otra sí que he tenido que batallar con aquellas cosas calvas, pero tengo que decir que siempre fue en hospedajes femeninos, y tampoco es que fuese muy habitual que digamos, bastante menos de lo que la gente piensa. Yo lo que hacía es que cuando sentía que me empezaban a incordiar las cosas calvas aquellas, pues aprovechaba para echar un cabezadita hasta que pasara todo, pero claro, cómo coño iba a suponer que me fuese a ocurrir tomando el sol y en hogar masculino, vamos, ni de coña, si no ya hubiese tomado mis precauciones. ¡No entendía nada!.

    Con el paso de los empujes de aquella cosa alopécica, caí en la cuenta de lo que ocurría, mi alma había tenido un pequeño gran desliz (ella y sus prisas), había encontrado cobijo en un hogar que ni era una cosa ni la otra, sino todo lo contrario. Estaba encerrado en un lío de hogar,  o para ser más exactos, estaba enclaustrado en un hogar gay. Jamás creí que eso me pudiese ocurrir a mí. Era el hazme reír de todos mis conciudadanos. Cuando el gay me llevaba de paseo y me cruzaba con mis paisanos, notaba cómo cuchicheaban y se descojonaban de mí (entre los de mi raza no nos vemos pero tenemos el gran don divino de sentirnos y escucharnos telepáticamente cuando nos cruzamos unos/as con otros/as). A raíz de este incidente playero tomé la dura y necesaria decisión de hibernar como los osos hasta que el gay éste la cascara, y no volvería a salir hasta que me encontrase en un hogar en condiciones. No soy delicado, pero eso sí eh, o una cosa o la otra, nada de incertidumbres.

    Mis  preferencias,  para  qué  negarlo,  siempre  han  pasado  por  querer hospedarme en hogares femeninos ¡Donde va a parar!, es otro mundo, otra historia,  aunque  igual que sus  congéneres  masculinos  también  quieren asesinarme (que fijación eh), es diferente. Si pudiera me dejaría matar. La delicadeza con la que te tratan no tiene parangón. Siempre o casi siempre el hogar está en perfecto estado de revista. Siempre va uno como un querubín de limpito, a veces, incluso, me veo en el espejo cuando se miran para conocerme, y qué bien que quedo en ese entorno ambiental. ¡Aysss....cuánto echo de menos esos baños perfumados que huelo todo yo a rosas y jazmines!, vamos, que soy la envidia del lugar.

    Los mejores momentos para mí son aquellos en los que me echan la cremita y me dan masajitos, ¡Qué suavidad! aunque tenga que cerrar mis fosas nasales porque la cremita huele que apesta, y a veces con las uñas me hacen algún arañazo, pero no me importa, todo merece la pena por sentir esos dedos sobre mi piel. Normalmente soy tozudo y no me vengo abajo a la primera friega. De eso nada. Si algo tengo es que soy “cabezón”, y los tres o cuatro días de marcha no hay quien me los quite. Así también me da tiempo de conocer a las amigas de mi anfitriona. Lo que más me gusta de cuando estoy con ellas siendo “una” más es oír sus conversaciones, anda que no cambia la cosa cuando se juntan varias y dan rienda suelta a su imaginación, si los varones las escuchasen.....

    Para no interrumpir intento no molestar mucho a mi anfitriona y que esté lo más cómoda posible. Tan sólo me dejo notar cuando me oprime excesivamente según posturas adoptivas, o cuando echo de menos sus caricias. Yo por mí estaría en las afueras toda la vida, pero también comprendo que eso no puede ser, sería un calvario y tampoco soy tan insensible, así que me vuelvo sensiblón y al primer contacto con la cremita cierro la puerta y me introduzco hasta la próxima vez. Lo mucho cansa, y no quiero que conmigo ocurra eso, prefiero que se me eche en falta.

    A ver si en mi próxima reencarnación puedo volver a estar en un hogar femenino. Me ha dicho un compañero que está la mar de bien donde está ahora. Parece ser que su fémina anfitrión está impresionante con todo lo que eso conlleva. Dice que hacen deporte juntos a veces. Hay veces que eso es lo que menos le gusta, y no por no hacer deporte, sino porque esta anfitrión suele hacer spinning y el sillín a mi paisano le trae a mal traer. Demasiado duro para su dulce palidez, pero que de todas formas la acompaña para que no vaya sola. No ha aceptado cambio de domicilio a mi insinuación de que podíamos cambiar destinos.

    Yo ahora me hallo en un hogar masculino y estoy hasta las narices de él. Tampoco soy el que era antes y cada vez salgo menos. Me estoy haciendo mayor y más hogareño (no de tamaño que ya lo soy). Ya sólo salgo cuando el servicio de limpieza hace la limpieza exhaustiva del hogar. Esta última vez hubiese sido mejor no haber salido. Llevo ya viendo la luz del sol quince días y no hay manera de que pueda meterme para adentro otra vez. Creo que voy a caer enfermo si no lo estoy ya. Tengo jaquecas vómitos y mareos. Nunca he estado tanto tiempo a la intemperie y estoy preocupado por mi salud. Estoy expuesto a todos los virus y enfermedades. El anfitrión éste es naturista y quiere acabar conmigo a base de remedios naturales ¡No te jode! Digo yo que no tiene ni la más remota idea, y eso que le mando avisos, que el naturismo a mí siempre me la refanfinfló, y mal lo va a llevar intentando aniquilarme así. Que no es que me vaya a liquidar porque como dije soy inmortal, pero bueno, sin ir más lejos el otro día no se le ocurrió otra cosa que obsequiarme con unos asientos de selváticas hierbas en el bidet,  y además con agua hirviendo. ¡Manda huevos la cosa! ¿Os lo podéis creer?, qué mal rato que pasé. Allí me tenéis tomando vahos. Los sudores de la muerte me corrían aparte de que casi me ahogo. Lo único que consiguió es que me hiciera fuerte en mí mismo conteniendo la respiración para no ahogarme, entonces me hinché, ya lo estaba por el intenso calor que hacía allí, ¡Y qué mal rato que le hice pasar!, pero joder, no podía hacer otra cosa, me obligó.

    Aunque si aquí lo pasé fatal de los fatales, cuando lo pasé peor fue cuando al señor se le ocurrió la genial idea de hacer otros asientos pero ahora con agua congelada, ni que fuese camionero el jodio con tanto asiento. Jamás había sentido semejante sensación. Ese gélido contacto sobre mi piel me heló la sangre, y del susto casi la casco, estuve con gripe una semana y toda esa noche la pasé estornudando.

    Lo que peor llevo de todo y no puedo soportar es que intente meterme para adentro a base de fuerza bruta. El buen señor me empuja con su dedo. ¡Habrase visto semejante afrenta para conmigo! Una cosa es que quiera meterme yo y no pueda, y otra muy distinta es que violen mi espacio vital y me empujen.

    Cuando pasamos por una farmacia le pego un puyazo para ver si entra, pero no hay manera, hace caso omiso de mis indicaciones. Cuánta capacidad de sufrimiento tiene para seguir siendo fiel a sus creencias. Así que al paso que voy me veo aquí de estatua de por vida. Menos mal que este tío no es inmortal, y algún día deberá doblar el gorro, vamos, digo yo.

    Otra cosa que no entiendo es por qué no puede el azar alojarme en otro habitáculo humano que no sea éste, ¡Qué más le dará..!. Seguro que si estuviese en otra zona corporal, la gente no me tendría tanta tirria ni se avergonzaría de llevarme consigo. Estoy harto del temita de que se hagan chistecitos a mi costa sobre sufrimientos en silencio. La gente que dice esto piensa que está diciendo una gracia. Ya les tocará ya, y ya no serán sufrimientos tan silenciosos, que ya me encargaré yo de eso. Al final todos vienen a morir a mí y mis conciudadanos/as. Quien esté libre de nosotros/as que tire la primera piedra.

    ¡Vamos a ver!, yo me pregunto y no puedo contestarme, por qué a los lunares por ejemplo se les tiene tanto cariño y todos quieren tener alguno. Sí, ya sé que esos que salen en la comisura de los labios son muy sensuales, ya lo sé...pero no negaréis que son asquerosamente negros. Yo en cambio soy tan rosadito....Pero ni  con  esas.  Nadie  me quiere. Anda  que  no  quedaría  yo  mono  en  esa ubicación. Aunque tuviese que hacer gimnasia y perder un poco de volumen no me importaría. Por lo que no me cambiaría nunca sería por las amígdalas, estas están aún peor que yo, no les da tiempo ni a decir ni mu, al primer síntoma ¡Zas!, extracción quirúrgica, y claro, como yo soy inmortal, a ver qué hago por ahí penando eternamente sin lugar donde cobijarme de las tempestuosidades climatológicas.

    He pensado mucho cuál podría ser mi ubicación idónea, y creo que el lugar perfecto podría ser en el ombligo. Desde allí tendría visión en 3 D de todo. Imagináis allí aposentado y que mi femenina anfitrión se esté observando en el espejo. ¡Ayssss! en fin, que no quiero dilatarme que si no, no podrá dormir esta noche el cebollo éste que me ha tocado en suerte. Donde me encuentro ahora el único campo de visión en 3D que tengo es el suelo, y alguna cucaracha que otra que viene a saludarme e interesarse por mi salud.

    Nadie tiene consideración con nuestro bienestar eh. No caéis en la cuenta que nuestra relación es simbiótica. Si nosotros estamos bien y a gusto, vosotros también lo estaréis.     Si es así, entonces me queréis decir por qué cuando notáis nuestra presencia tenéis la osadía culinaria de incluir en vuestras dietas salsas picantes y todos los picantes habidos y por haber. Luego pasa lo que pasa, porque aparte de que nos dan ardores a todos los de mi especie, cuando la cosa monstruosa pasa a nuestro lado y nos roza lo pasamos fatal y tenemos que quejarnos.

    Alcohol y tabaco también fuera eh, que yo si me embolingo pierdo los papeles y puede arder Troya.

    ¡Qué mierda de vida!, aquí estoy en el culo del mundo más solo que la una, y además sin haberme estrenado. Vergüenza me da hasta decirlo. Más años que el catecismo y todavía virgen. En eso no he tenido suerte, y aunque alguna vez sí que he compartido hospedaje, nunca me ha tocado en suerte una de mi especie y de sexo contrario. Siempre han sido cebollos como yo. Ojalá algún día pueda formar un hogar familiar con babys incluidos. Qué graciosillos que deben de ser eh. Les llamaría “Morritos” y se parecerían mucho a mí. Seguro que tendrían mi misma cara, aunque claro, tendríamos que buscarnos otro hospedaje aunque fuese de VPO e hipotecado de por vida porque la verdad es que éste no es muy espacioso que digamos para alojarnos a todos, estaríamos demasiado apretados.

    Para terminar insignificantes humanos, deciros que si lo anteriormente expuesto no ha servido para nada, y seguís siendo igual de insensibles que antes, personalmente me da exactamente igual, allá vosotros, en el abonado campo de batalla nos veremos con las espadas en alto. Que os conste que moriremos con las botas puestas, bueno, morirán que yo soy inmortal. Por muchos potingues con los cuales nos ataquéis, y por mucho que avance la ciencia al respecto, nada podrá frenar nuestras innatas ansias de conocer mundo y salir fuera. Somos de una estirpe emigrante (con papeles) y eso nadie lo podrá cambiar. Estamos aquí para acompañaros tanto si lo queréis como si no. Claudicar ante lo evidente y bastante mejor os irá. El mundo es de todos y todos tenemos cabida en él. No pretendáis ser el centro de él porque algún día se vengará de vosotros. No queréis entender que somos necesarios/as., y que cuando salimos de picos pardos es que en vuestros adentros algo no funciona muy bien o habéis hecho algo indebido. En vez de tenernos tanta antipatía, bien podríais considerarnos como una  señal  divina  y alegraros de  que  siempre  estemos  tan  pendientes  de vosotros. No renegar y llevarnos siempre en vuestro corazón (aparte del sitio en cuestión)  como  estandarte  de  un  futuro prometedor  para  nuestras  ambas especies. Pedid que el National geographic nos incluya en la lista de especies protegidas. Haced esto en conmemoración mía (que diría Dios)



    Tengo que dejaros ya, el cabreo se me ha pasado un poco. Me ha ido bien esto de desfogarme. Estaría con vosotros toda una vida pero es que ya se está despelotando el de los asientos naturistas, y mucho me temo que vamos a pasar un mal rato ambos. A ver qué genial idea se le ha ocurrido esta vez.



    Desde aquí, “Desde el culo del mundo”, se despide de vosotros vuestro querido huésped...”Morris”

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