Denunciando un crimen

Comisaría – Ringingin...ringinginging..ringingingingin. Policía dígame
Voz Telefónica – Me.
Comisaría – ¿Cómo que me?, ¡Me! ¿Qué?
Voz Telefónica – No sé, usted me acaba de decir que diga me.
Comisaría – Que diga me, no, Dígame, todo junto.
Voz Telefónica – Me todo junto.
Comisaría – ¡Oiga..!, menos coña eh…que está hablando con la policía.
Voz Telefónica – Pero si me está diciendo Vd. que lo diga.
Comisaría – Bueno, es igual, déjelo ya, al habla la policía.
Voz Telefónica - ¿Toda?
Comisaría - ¿Toda qué?
Voz Telefónica – ¿Que si toda la policía está al habla?
Comisaría – ¡Pero como va a estar toda la policía al habla! ¿Está Vd. tonto o qué?
Voz Telefónica – ¡Oiga! ¡Oiga!, sin insultar eh, que es Vd. el que no se explica.
Comisaría – ¡Que yo no me explico…!. Bueno vale. No me explico, para Vd. la perra gorda. Al grano señor…¿Qué quería?
Voz telefónica – No me dé la razón como a los locos eh, que cuelgo.
Comisaría – Vale,  vale entonces. Yo me explico y es Vd. el que no se entera.
Voz telefónica – Bueno, dejémoslo en que ni Vd. se explica ni yo me entero, y la perra gorda esa la deja donde esté. El motivo de mi llamada es que quería denunciar un crimen.
Comisaría – Bueno y qué, yo también quiero muchas cosas, y no por eso molesto a las tres de la madrugada. Vuelva a llamar cuando el quería denunciar un crimen se convierta por arte de magia en quiero denunciar un crimen.
Voz Telefónica – ¡Oiga! ¡Oiga!. Será cabr…..
Comisaría – Ringingin..ringingingin..ringingingingin. Policía dígame
Voz Telefónica – Soy el ciudadano de antes y quiero denunciar un crimen.
Comisaría - ¿Un crimen?
Voz Telefónica – Sí , un crimen.
Comisaría - ¿Y cómo sabe Vd. que es un crimen?
Voz Telefónica – ¿Que cómo lo sé?
Comisaría – Sí, ¿Cómo ha llegado a esa conclusión?
Voz Telefónica – ¿Que cómo he llegado a esas conclusión?. Pues a lo mejor porque resulta que hay aquí a mi lado un cadáver con un cuchillo jamonero clavado en el pecho, y a su cabeza como que se le nota el impacto de un disparo de escopeta.
Comisaría – ¡Ahhhh!…, entonces sí que va a llevar Vd. Razón. Eso va a ser un crimen ¡Eh!.
Voz Telefónica – Ve, ya se lo decía yo.
Comisaría – ¿Ve Vd. sangre en el perímetro del cadáver?
Voz Telefónica – Claro que veo sangre, y mucha.
Comisaría – Ahora sí que no cabe duda que estamos ante un crimen, y además con el agravante de sangriento… muy bien, ¿Y qué quería?
Voz Telefónica – Pues eso, que ustedes lo supieran.
Comisaría – ¿Y no podía haber esperado a mañana por la mañana hombre de Dios?. El muerto no se va a morir más de lo que está ya. Que son las tres de la madrugada y la guardia se me había dado muy bien. Sólo he tenido tres llamadas, dos de mi mujer y una más también de mi mujer.
Voz Telefónica – ¿Entonces qué hacemos oiga?, si quiere llamo mañana por la mañana cuando pille algún hueco en el que no llame su mujer y esté Vd más descansado, sin tanto agobio.
Comisaría – No no, déjelo ya, el daño ya está hecho. Espere que coja papel y lápiz...(me tenía que tocar a mí el crimencito de marras, hacía mucho...). A ver, ¿Está Vd seguro de que está muerto y que no se ha desmayado del susto al verse así de demacrado?, a ver si después de remover Roma con Santiago resulta que no está muerto del todo y nos van a llamar tontos a Vd. y a mí...¿Respira?
Voz Telefónica - ¿Quién? ¿Yo?
Comisaría – No, Vd. ya sé que respira, me refería al supuesto muerto.
Voz Telefónica – No, no respira ni siquiera un poquito.
Comisaría – ¿Cómo está tan seguro de que no respira?. Para responder con tanta seguridad, supongo que tendrá Vd. conocimientos básicos de medicina.
Voz Telefónica – La verdad es que algo básicos sí que son. Sé que si alguien dice ¡Aysss! es porque seguramente le está doliendo algo.
Comisaría – Entonces, ¿Cómo no ha titubeado nada al afirmar que no respira?
Voz telefónica – Pues porque desde aquí lo veo muy claro.
Comisaría – Haga el favor eh, haga el favor. Sea tan amable de volverlo a comprobar. Póngale los dedos en la yugular a ver si nota pulsaciones.
Voz Telefónica - ¿Qué dedos? ¿Los suyos?
Comisaría - ¿Los míos?
Voz Telefónica – No hombre no, ¡Ayyyy!, a ver si prestamos más atención eh, que no estamos en lo que estamos. Me refiero a los del muerto.
Comisaría - ¿Y se puede saber para qué narices el muerto se va a poner los dedos en la yugular sobre sí mismo?
Voz Telefónica – Pues eso digo yo, ¿Para qué?, por eso le pregunto.
Comisaría – Pues no, son los suyos los que tiene que ponerle para ver si le notase pulsaciones.
Voz Telefónica – Puesss…eso no va a poder ser.
Comisaría - ¿No va a poder ser?, ¿Y eso?
Voz Telefónica – Es queeee…este muerto no tiene yugular.
Comisaría - ¿Ah no?
Voz Telefónica – No, no tiene.
Comisaría – ¡Vaya!, que contrariedad hombre, ¿Tiene a mano un espejo?
Voz Telefónica – Sí, pero me tendría que subir a una escalera.
Comisaría – Pues súbase
Voz Telefónica – Puesss…eso tampoco va a poder ser.
Comisaría – ¿Tampoco va a poder ser?, oiga, si por Vd. fuera no podría ser nada en esta vida. A ver, ¿Por qué no puede ser?
Voz Telefónica – Conste en acta que yo no es por no subir eh, que si “hayque” pues “hayque”, pero es que no hay escalera.
Comisaría – En ese piso es que no hay nada o qué..., vamos a ver, hay que comprobar si respira.
Voz Telefónica – Que le estoy diciendo que no, “pesao”, que no respira, ¿Cómo hay que decirle a Vd. las cosas?
Comisaría – Caballero, un respeto eh. No me cabré, que le mando un coche patrulla y nos vemos aquí las caras, ¿Por qué está tan seguro de que no respira?
Voz Telefónica – A lo mejor es un dato irrelevante e inclusive sin importancia, pero es que la cabeza con su impacto está como a dos metros del resto del cuerpo.
Comisaría – Que me diga eso lo cambia todo. Las cosas como son. Estando la cabeza tan alejada del cuerpo es casi imposible que pueda respirar por si mismo. Así que daré su afirmación por buena. Espere que apunte algunos datos para ir cumplimentando diligencias. No se retire.
Voz Telefónica – Tranquilo, estoy llamando desde el teléfono del apartamento del asesinado descabezado.
Comisaría – ¡Ah! muy bien, ahorrativo el caballero, pero eso me viene muy bien. Así me podrá decir las cosas de primera mano sin temor a la factura. A ver que apunteeee - Tenemos un muerto que ha sido criminal y sangrientamente asesinado por no sabemos aún quién. Este muerto tiene la particularidad de no tener yugular, y la cabeza, según atestigua el ciudadano, está aproximadamente como a dos metros del resto corporal. Damos por hecho que no respira. Imposible comprobar in situ si había pulsación en yugular, no estaba allí. Posible emancipación de la yugular de su ámbito familiar. Suponemos también que el corazón se le paró casi al mismo instante de fallecer -.¡Oiga!...sigue por ahí?.
Voz Telefónica – Sí claro, no tengo prisa.
Comisaría – ¿Es hombre?
Voz Telefónica - ¿Quién? ¿Yo?, sí claro, soy hombre.
Comisaría – No, usted no, me refiero al cuerpo descabezado que está con Vd. ahí.
Voz Telefónica – Es hombre.
Comisaría – ¿Qué edad calcula que puede tener?
Voz Telefónica – Treinta y ocho años.
Comisaría – ¿Treinta y ocho años justos?
Voz Telefónica – Sí.
Comisaría – Cómo puede estar Vd tan seguro.
Voz Telefónica – ¿Estamos a treinta de Febrero del dos mil seis?
Comisaría – Sí
Voz Telefónica – Pues hoy justamente hace treinta y ocho años que vio la luz del sol.
Comisaría – Qué, que nos ha entrado la vena poética ¿no?. Además,  ¿Estaba Vd. allí cuando nació el descabezado de Notre Dame?
Voz Telefónica – Pues no, es que estoy leyendo los datos de su DNI
Comisaría – ¡Ahhhh!, que tiene el DNI y todo, pues que bien, qué suerte que estamos teniendo.
Voz Telefónica – Siií.
Comisaría – Pues ya que estamos,  dígame su nombre
Voz Telefónica – Alberto, ¿Y el suyo?
Comisaría – Secundino, un momento, ¿Para qué quiere saber mi nombre?
Voz Telefónica – No, por nada, cómo Vd. me preguntó el mío.
Comisaría – Oiga, que yo no le pregunté el suyo. Le pregunté el nombre del descabezado de la morgue. Qué más me da a mí cómo se llame Vd., aunque claro, pensándolo bien y ahora que caigo, tengo que saber su nombre para rellenar las diligencias porque seguro que en algún lado habrá que ponerlo. ¿Cómo se llama?
Voz Telefónica – Ya se lo dije. Me llamo Alberto.
Comisaría – ¿Y el muerto cómo se llama? ¿Pregúntele?
Voz Telefónica - ¿Cómo? ¿Qué le pregunte al muerto?
Comisaría – Siiiií, quiero decir, noooo. Me está liando eh. Cómo le va a preguntar a un muerto. Dígame ya cómo se llama el asesinado difunto.
Voz Telefónica -  Carlos Mejía Godoy.
Comisaría – ¿Y los de Palacagüina jajaja?
Voz Telefónica - ¿Cómo?
Comisaría – Que si están también los de Palacagüina jajaja.
Voz Telefónica – No le entiendo.
Comisaría – (Joer que poco sentido del humor tiene el tío este). Nada, nada, era una broma post crimen.
Voz Telefónica – Pues no creo que yo que sea ni el momento ni el lugar para hacer bromitas policiales eh.
Comisaría – Vale, perdone, bueno, Vd. no, que me perdone el muerto. Dígame qué más datos puede darme para el informe antes de avisar al coche patrulla para que vaya al lugar de los hechos, bueno, quiero decir del hecho.
Voz Telefónica - ¿Datos?. Oiga, que los que tienen que resolver el caso son Vds. y no yo.
Comisaría – A ver si encima de molestar a estas horas, va a ser Vd. quién diga lo que hay que hacer aquí, ¡No te jode!
Voz Telefónica – Tampoco es para ponerse así eh. Cálmese que cuelgo y allá se las apañen Vds. con su muertecito sin cabeza.
Comisaría – Perdone, pero es que los policías tenemos el carácter un poco bravo, ¿Supongo que no habrá tocado el cadáver?.
Voz Telefónica – Pues mal supuesto, sí que lo he tocado.
Comisaría – Espere que añada estos últimos datos al informe - El muerto descabezado se llama Carlos Mejía Godoy. Tenía treinta y seis años recién cumpliditos, que cumplía hoy precisamente. Vaya regalito que ha tenido (que no se me olvide borrar este comentario antes de pasar el informe a limpio). Alberto, que así se llama el denunciante, dice que lo ha tocado. Le ha importado un güevo que luego los forenses no puedan realizar correctamente su trabajo. ¡Oiga! ¿Ve Vd. el arma o armas homicidas?.
Voz Telefónica – Sí…claro, las tengo yo.
Comisaría – Señor, no es por faltarle al respeto eh, pero es Vd. un poquito tocón, ¿También ha tocado las armas homicidas?
Voz Telefónica – Claro que sí, pero no se preocupe que he usado guantes para todo.
Comisaría - ¡Ufff!, menos mal que por lo menos ha sido precavido. Si hubiese contaminado la escena del crimen la hubiésemos cagado, (que bueno es eso de ver CSI, qué bien que he quedado)
Voz Telefónica – Bueno, necesita algún dato más, que ya llevamos dos horas hablando.
Comisaría – Pues no sé, ya sólo nos faltaría saber cómo se cometió el crimen y quién lo hizo.
Voz Telefónica – El crimen se cometió a las tres menos veinte de la madrugada exactamente. El muerto éste tenía muchos enemigos. La cabeza se desprendió del resto del cuerpo por accidente. Es que el cartuchazo que le han pegado en la cabeza hubiera derribado todo lo que se hubiese encontrado en su camino. Podría confirmar que el asesino quería asegurarse que moría de verdad, y que no se iba por ahí tan alegremente con su puñaladita y ya está.
Comisaría - ¡Vaya!, pues ya sólo nos quedaría saber quién fue el asesino. Sería la leche que lo supiésemos también eh.
Voz Telefónica – Sí, sería la leche, pero ya para eso está la policía, o sea, Vds.
Comisaría – Sí, siempre nos dejan lo más difícil precisamente a nosotros, bueno, pues muchas gracias por su llamada, ejemplar ciudadano. Mando a una unidad para allá, espere…, espere... antes dígame la calle dónde se ha cometido el crimen por si me lo preguntasen las unidades móviles.
Voz Telefónica - ¡Joder! es verdad, anda que si llego a colgar sin decir el nombre de calle, apunte..y no se equivoque, Calle Travesía campestre nº 18, piso 2º, puerta 2, y el cadáver está en el cuarto de baño. La cabeza no. Ésta está sentada en el sofá viendo la película de La Noche de Halloween parte 124…El que hace de “Jason” quiere que le ofrezcan hacer algún otro papel para que no le encasillen. Ya se casó y sus herederos no ven bien que vaya matando a tanta gente por ahí.
Comisaría - ¡Qué casualidad! ¿Sabía Vd. que esa calle está aquí al lado?.
Voz Telefónica - ¡No me joda!
Comisaría – Pues sí, justo detrás de mí, ¡Oiga! ¿No será Vd. ese que está hablando por teléfono dándole la espalda a la comisaría?
Voz Telefónica – Pues no lo sé…espere que me gire.
Comisaría – ¿Ve cómo le estoy saludando con la mano?
Voz Telefónica – Sí jajajaja, ¿Me ve Vd. saludarle también?
Comisaría – Sí, le veo jajajaja, lo que es la vida eh, está Vd. precisamente donde se ha cometido un sangriento asesinato descabezado.
Voz Telefónica – Sí, la vida a veces es así de curiosa y juguetona.
Comisaría – Cuando le cuente esto mañana a mis compañeros no se lo van a creer..
Voz Telefónica – Sí, estoy seguro que no se lo creerán, bueno, ¿Vas a llamar ya a la patrulla para que venga?.
Comisaría – Sí claro. Enseguida voy a hacerlo.
Voz Telefónica – Oye, dame quince minutillos para que pueda salir de aquí sin que me vean ¿Vale?.
Comisaría – Faltaría más aunque no sé para qué. Pero te los daré, ¡Ah! oye  acuérdate de dejar la lado del cuerpo sin cabeza las armas homicidas.  
Voz Telefónica – No te preocupes, las dejaré, además, limpiaré todo esto un poco antes, que os lo encontréis todo bien limpito.
Comisaría –No te molestes que bastante has hecho ya. Ya lo harán los forenses.
Voz Telefónica – Bueno amigo, que me lo he pasado genial contigo eh. Ya te llamaré otro día para que me cuentes cómo lleváis las investigaciones.  
Comisaría – Cuando quieras Alberto. Ya sabes dónde estoy, pero ya no encuentres más muertos eh.
Voz Telefónica – Pues no sé, no sé, ya veremos que yo para esto de los asesinatos soy muy en serie.
Comisaría – Venga cachondo, adiós.
Voz Telefónica – Adiós y recuerdos a tu mujer.
Comisaría – Gracias, ahora cuando vuelva a llamar se lo digo.


 

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