La leyenda de la que amó

Con la mirada perdida en el infinito,
pienso en la historia que un lugareño contó...
la leyenda de una mujer que quiso con locura,
y que enloquecida de tanto amar, su vida sesgó.

Él no le fue fiel, la trató con desprecio,
la lujuria su madurez cegó,
los placeres que la vida le brindaba
la apartaron  poco a poco de su amor.

Sabía que le estaba haciendo mucho daño,
conocía lo que estaba sufriendo por él,
pero poco le importaba en esos momentos,
en los que se encontraba en brazos de otra mujer.

Ella apagaba el deseo siempre a solas,
sus ganas las calmaba sin amor,
nunca lo tuvo cuando tánto lo necesitaba,
y de dolor y pena, ella enloqueció.

Mejor morir si viviendo no puedo tenerte
palabras que brotaron con la última sangre derramada,
él llegó en su último suspiro,
ella le miró, pero ya...no pudo decirle nada.

Una intensa luz entró entonces por su pecho,
de amor...su corazón ella inundó,
su alma pasó a través de su cuerpo,
y él llorando, mil veces maldijo todo lo que no le dio.

En su tumba, alguien escribió un epitafio que decía...
Aquí yace quien supo dar todo su amor,
quien hasta el último aliento de su vida,
con la muerte, su corazón a él  le entregó.

Y dicen que en su tumba nació una rosa,
que erguida y altanera se postuló cara al sol,
también cuenta o dice la historia,
que la rosa nació, la primera vez que él allí postrado lloró

También dicen que al ver él aquella rosa
la vida allí mismo se quitó,
y cuentan que a partir de ese momento,
la rosa se marchitó.

Y que todas las noches se oyen lamentos
que provienen de aquel cementerio,
creen que es él que por toda la eternidad sin rumbo vaga,
porque desdichado de él, ahora que la quiere, no la encuentra.

 

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