Menú de nochevieja para solitarios

Quisiera romper una lanza (metafóricamente hablando, claro) por toda esa gente de mi mismo sex appeal que se encontrará solitariamente sola en la última noche del año en curso. Gente que posiblemente no le quedarán ganas ni para cenar. Seguramente estarán cabizbajamente solos acordándose de aquellos años en los que nadaban en la abundancia de acompañantes, ¡Ojalá puedan llegar a leer mis navideñas letras!, en ellas encontrarán consuelo y sobre todo algo que poder llevarse a la boca en la soledad de su apartamento.

    Este menú que con prontitud pasaré a desglosar en factores comunes y no tan comunes, pretende ser algo fácil de coccionar, algo sin grandes aspiraciones ni sofisticaciones. Al ciudadano cabizbajamente solo le dará igual, se trata de hacerle esa noche tan vieja lo más agradable posible.

    Lógicamente, a consecuencia de la desidia a la que le habrá llevado la soledad, este navideño ciudadano habrá perdido todo el interés por el maravilloso mundo de la gastronomía evolutiva, incluso querrá olvidar las pocas nociones que un día tuvo sobre la cocción a fuego lento y odiará el haber leído en su día el gastronómico libro Hervir es cosa de todos, ayuda en casa”. En este momento él sólo quiere llorar a lágrima viva ante la solitaria Navidad a la que se tendrá que enfrentar. Su solitaria cocina no invita precisamente a la lucidez gastronómica. El frigorífico no ha vuelto a saber lo que es la electricidad desde la última vez que lo descongelaron, que precisamente lo descongeló su compañera sentimental que en estas navideñas fechas brilla por su ausencia. Desde ese triste día de la separación de mutuo acuerdo y de haber repartido convenientemente los gananciales bienes, el bar del vecino del tercero ha pasado a ser la almohada donde llora sus divorciadas penas. Allí, en compañía de multitud de individuos solitariamente solos al igual que él, se siente arropado y como en familia. Él no les conoce pero o mucho se equivoca o un par o dos de ellos atraviesan su misma y solitaria situación, desconocida amistad forjada a base de invitarse unos a otros a rondas de cañas o vino de garrafón.

    A este estereotipo de ciudadano navideño es al que quiero rendir homenaje con un menú que estoy completamente convencido que le alegrará la noche, quizás incluso vean a la noche más vieja del año como si de una nocturna adolescente se tratara. Su estómago también me lo agradecerá pues seguramente lo tendrá al borde del colapso por la continuada ingesta de comida rápida fiuuuuuuuuuuuuu.

    Para finalizar este pequeño preambulito me permitiré la licencia de aconsejar a todos los solitarios ciudadanos navideños que intenten olvidar y dejen de añorar “Que noche la de aquel día”. Tienen que intentar por todos los medios habidos y por haber, y antes del día de esa vieja noche, buscarse la vida para que algún despistado y generoso conciudadano les invite, si es conciudadana y en igualdad de condiciones, mejor que peor, las penas compartidas son las mismas penas que si no las compartes, quien diga lo contrario miente, pero en esta compañía cabe la posibilidad que después de cenar y de dosificarse las doce uvas y alguna que otra copa de cava catalán previo entusiasta brindis, saludemos al nuevo y joven año compartiendo algún que otro espolvoreado suceso sexual (no tendré en cuenta al simpático mandatario catalán Carod Rovira y su “total apoyo” a la candidatura de Madrid para los JJOO. He estado a puntito de brindar con sidra champagne “El Flautero” y eso que no soy madrileño, pero bueno.

    Querido amigo....Si eres tú el solitario y navideño ciudadano del que ni Dios se acuerda. Si tu desodorante te abandonó al igual que tu contraria. Si tu lema siempre fue ese de “No por mucho madrugar amanece más temprano”. Si precisamente ahora te está doliendo una muela del juicio que ha emergido de repente. Si estornudas y nadie te responde ¡Jesús!. Si el cartero ya no es que no llame dos veces, sino que jamás le has visto la cara. Si todos los teléfonos comunican. Si recibes un mensaje de Amena de que te has quedado sin saldo. Si los vecinos a tu paso cierran la puerta por si te da por entrar a felicitarles las pascuas y en vez de felicitárselas se las jodes. Si vas a pedirle un huevo a la vecina de abajo y te dice que ella no tiene pero que su novio que está en casa sí. Si eres de los que aún piensan que Michael Jackson nació negro. Si tu Mula se queda sin servidores y te cocea tus nobles partes. Si pulsaste el enlace del único y mísero Email que tenías para ver una postal felicitándole la navidad, y resultó ser un navideño virus que te hizo formatear el pc. Si te pillaron pirateando el Canal “Plus”. Querido amigo, si tú te encuentras en algunas de estas tesituras, a ti me dirijo, tú (y no otro) eres el destinatario de mis palabras. A ti me dedicaré en cuerpo y alma durante los próximos escuetos folios. Navega conmigo y buceemos en ese maravilloso mundo de la cocción navideñamente solitaria. No te arrepentirás. Quizás no vaya a ser la noche más feliz de tu vida, pero lo que sí te aseguro es que no será una noche que olvides fácilmente.

    MENÚ:

    Entrantes: Observa querido y navideño amigo que no he especificado qué tipo de entrantes han de ser, no quería empezar estresándote, lo dejo a tu elección. Me permito aconsejarte que elijas los entrantes que más te gusten. Ésta es tu noche y no vamos a escatimar en productos, todo depende de lo que tú quieras entrar, que te gusta el Jamón york, aleja entonces de tu espacio vital la mortadela y el salami. Cómprate todo el jamón of york que quieras pero no te dejes llevar por el entusiasmo, calcula la cantidad suficiente para una sola persona, que por si no lo recuerdas y por una de esas raras casualidades de la vida, esa persona que está sola eres tú. Presta atención y deja de mirar al escote de la curvilinea tendera, aparte de ser terreno inaccesible para un solitario navideño como tú, esto puede resultar más negativo que positivo porque ten en cuenta que tus navideñas hormonas deben estar lo más aletargadas posible y la visión de un periférico escote no me negarás que no es lo más aconsejable.    

    En caso de ser pillado in fraganti por la tendera mientras observabas perimetralmente su amplio y navideño escote, tranquilo, reacciona con naturalidad, compra kilo y medio de langostinos cocidos y cuarto y mitad de gambas depiladas. Como excusa puedes decirle que creíste ver saltar a un cocido langostino allí dentro. No te preocupes si pone cara de incredulidad ante tu excusa, lo importante es, jamás en la vida, quedarse sin saber qué decir, esto sería como estar entonando el “Mea culpa, sí, eché un vistacillo”.

    Pensando utópicamente que no has sido pillado, de todas formas compra el kilo y medio de langostinos cocidos y las depiladas gambas, unas navidades sin langostinos y sin gambas es como un cabello sin caspa, o peor aún, como un botijo sin pitorro.

   

Piénsate seriamente sobre la posibilidad de alternar en tus entrantes unas alegres y dicharacheras anchoas, estaría bien prefabricar artesanalmente unas banderillas con los langostinos y las anchoas, no es difícil conseguir que se apareen ambos animales marinos, son compatibles. Coge primero tantos palillos mondadientes como banderillas quieras hacer. Atraviesa certeramente al langostino con el palillo intentando que sea por la parte más gruesa, cuando el langostino y el palillo formen un cuerpo homogéneo y único, coge una anchoa y la pinchas también en el palillo, quizás resulte algo dificultoso pero te aseguro que merecerá la pena.    
   
Para ya rizar el rizo, si aun te quedara palillo vació puedes añadir una aceituna por palillo que no sea rellena de anchoas, nada peor que ser repetitivo. Cuando tengas tres o cuatro banderillas, ¡Stop!, no prepares más, se trata de no saciarse de entrantes, queda mucha cena. La unión matrimonial de los langostinos y las anchoas, aparte de su gran poder diurético, tiene la navideña particularidad de dar sensación global de hartura. Esta sensación es irreal y pronto pasa. Esto es como consecuencia del ajetreo al que uno se ve abocado para capturar una a una todas las anchoitas que pegadas como lapas se niegan a ser extraídas individualmente, y la de la laboriosa faena de pelar los langostinos. Las gambas como ya las tenemos depiladas, trabajo que nos ahorramos. Luego ya, la sensación global de saciedad viene dada por los dos litros de agua que hay que beber, de ahí también del desconocido (para muchos) carácter diurético de estas autóctonas banderillas. No hace falta decirte que un vinito blanco gran reserva no vendría nada mal como acompañamiento líquido. Cuidado con pillar la cogorza antes de tiempo.
   
    ¿Qué tal querido y navideño amigo? vamos bien ¡eh!, sé que mejor de lo que tú creías. Como te habrás dado cuenta no nos hace falta nadie para pasar la vieja noche. Apura el vinito que vamos a por el primer plato, espero que no, pero si ves que se te ha clavado una espina precisamente de la última anchoa, come un poco de pan, no mucho, que no te quite el hambre. Si no has conseguido que la espina abandone tu garganta después de media barra de pan, no te preocupes, déjala estar, la espina te ha tomado cariño aunque no sea exactamente el tipo de compañía que hubieras deseado, pero bueno, tampoco estamos como para exigir.

Primer plato: Querido amigo, aquí te brindo la posibilidad de elegir entre dos:    

   

    1ª Opción del primer plato: FIDE¡BUAHHHHHH! AL SOLITARIO SNIFFFF...SNIFFFFF...

    Ingredientes.

    Solitarios Fideos rígidos: Cuando la elaboración haya acabado, ya estos fideos deben haber transformado su ADN, en teoría no deben estar ya rígidos, su flacidez deberá estar patente y como consecuencia nuestra epiglotis agradecerá que el paso de estos solitarios fideos no le produzca desgarradores traumatismos gastronómicos, que bastante tiene ya con la espinita que nos cogió cariño. 

    Gambas solitarias: En concreto una gamba nada más, eso sí, que sea gordita. Esto de la gamba es más como condimento, vamos, para darle sabor a Mediterráneo a la fidebuahhhhhhhh.

    Almejas pintas: Querido amigo... pon especial empeño cuando vayas a comprarlas en que sean verdaderamente pintas, no es un capricho mío, no, es para poder localizarlas posteriormente cuando todo haya acabado en el más que probable caso de que tu no tengas un natural eco localizador como los delfines, si fuese así, yo no he dicho nada.

    Si no encontraras almejas pintas, no pienses que todo se ha venido abajo, cómpralas sin pintar y cuando llegues al solitario apartamento utiliza esos grandes cualidades que sé que tienes para el graffiti y practica con ellas.

    Azafrán naranja en polvo: La cantidad de azafrán que deberás utilizar debe ser inversamente proporcional al diámetro de la mesa donde se servirá la fidebuahhhhh y dividido por la altura que va desde la superficie de la mesa al techo. Más o menos será la cantidad que puedas coger entre los dedos pulgar, índice y corazón de tu mano derecha multiplicado por dos. Querido y navideño amigo, ten mucho cuidado…no se te ocurra estornudar mientras el azafrán forme parte de tu vida. Si no te quedara más remedio porque la situación así lo exigiese, cierra ojos, la nariz, boca y las orejas por si acaso, que el azafrán otra cosa no, pero para ser volatil se las pinta solo y más en navidad que todo es jolgorio y cachondeo.  

    Productos vegetales: Aquí nos dará igual el vegetal que empleemos, con que sea verde y huela a naturaleza nos sobra. Échale si quieres una habitas empadronadas en Burgos, y para adornar puedes depositar en la superficie de la fidebuahhhh unos corazoncitos (sin flecha atravesándolo) de alcachofas rehogadas.   

       
Animales submarinos:
Como ésta es una fidebuahhhhh para un solo comensal, pues vamos a echarle unos trocitos de rape ahogado. Si en esos momentos no hubiesen llegado aún al mar mediterráneo los rapes, aunque un duro traspiés para nuestro primer plato, podemos camuflar su ausencia con una pescadilla que se muerda la cola.

Elaboración:

Cogemos los rígidos fideos con la mano derecha y los echamos en una perola para fideos. La mano izquierda podemos usarla mismamente para rascarnos si nos picase algo. Después añadimos agua a la perola y la ponemos en el fuego para que con el paso del tiempo y un poquito de suerte, los fideos vayan perdiendo esa rigidez que tanto los caracteriza.

    Mientras esto ocurre y para no perder tiempo, deberíamos ir elaborando un caldito con la amplia variedad de ingredientes que nos quedan, para lo cual, qué mejor que estrenar la perola de los calditos que está en la repisa al lado de la encimera, ¡Sí!, esa que siempre se cae cuando vamos a coger la braun maxipimer.

    Al igual que antes, vertemos (por cierto, qué bien se nos da verter cosas, acabamos de derramar la aceitera, menos mal que sólo contenía aceite. De paso sin proponérnoslo acabamos de engrasar el suelo de la cocina) agua en la perola de los caldos y cuando haya cogido una temperatura suficiente, que será cuando exploten pomporitas en su interior, procederemos rápidamente a echar la pescadilla que se muerde la cola, las habas empadronadas en Burgos, y la mitad de las almejas pintas que hayamos comprado, luego espolvoreamos todo con una ración de azafrán.

    Después de hecho esto, moveremos en sentido de las agujas del reloj a los especimenes que hay en el interior intentando no causarle ninguna fractura a la pescadilla ni espachurrar las habas, luego, dejaremos que todo esto repose a fuego lento y vaya cogiendo cuerpo, es más, para asegurarnos lo dejaremos a fuego casi extinguido.

    Ahora, y si todo ha salido correctamente, el tiempo habrá dictado su flácida ley y los rígidos fideos ya no estarán rígidos, efectivamente, cogemos un ex rígido fideo con los dos dedos más largos que tengamos (para no meter en la perola la manga de la camisa) y vemos cómo el fideo baila suavemente encima de nuestro dedo la danza del vientre dactilar “Sopas Magi”. Deberemos alegrarnos, nuestro ego seguramente estará muy orgulloso de nosotros, pero bueno, tampoco se trata de cantar victoria a las primeras de cambio, queda mucho aún; ahora viene la parte más fashion de la cocción. Buscaremos como poseídos una tercera perola, las dos anteriores están con inquilinos y no nos sirve, ¿Dónde encontrar una perola que se adecue a este navideño primer plato?, buena pregunta, no hay una tercera perola pero tampoco es el fin del mundo. Aunque quizás nos vaya a salir demasiado congestionado el guiso, creo que nos puede servir el cazo de calentarnos la leche por las mañanas previo paso de un pertinente acicalamiento Scoth brite.

    ¡Qué limpito que nos quedó el cazo!. Antes de que le entre el polvo del ambiente echamos los fideos dentro de él, prensándolos con una cuchara de madera para que no se emancipen de manera unilateral y lo tapamos asegurándonos de no estrangular a ningún fideo. Seguidamente nos dirigiremos sin temor hacia la perola del caldo y poco a poco nos vamos asomando para no asustar al caldo y evitar así que de la impresión al vernos se vuelva rancio.

    Miramos el caldo una vez, nos quedamos blancos, miramos el caldo dos veces, nos tornamos morados, lo miramos tres, empalidecemos, el caldo no está en la perola, ¡Ha volado! ¡Ha desaparecido!, curiosamente nuestro sentido del olfato nos indica que nuestro piso ya no huele al ambientador a rosas que siempre nos gustó, ¡No!, ahora todo el ambiente huele a caldo. El caldo ha pasado por arte de magia a formar parte eterna de la estabilidad aromática de nuestro solitario piso, menos mal, y por eso damos gracias al señor, que las almejas pintas no se han ido reptando y si lo intentaron no han podido, y que las habas, aunque un tanto arrugadas, permanecen impertérritas ajenas al lamentable abandono del caldo volador.

    Querido amigo, no debes preocuparte, para todo hay remedio en esta vida menos para que no nos descuenten todos los meses el Impuesto de la Renta de las Personas Físicamente Jodidas, o como todos conocemos a este impuestito tan mensual él, IRPFJ.

    Que no puede ser una Fidebuahhhhh caldosa, pues haremos una fidebuahhhhh compacta. Como el caldo ya no está....pues lo que vamos a hacer, haciendo uso de nuestra innata habilidad e improvisación, es echar los fideos ex rígidos en la perola donde debía de estar el caldo. La perola seguramente se alegrará de la inesperada visita. Ahora sólo resta  encender nuevamente el fuego y justo antes de que empiece a oler a chamusquina, retirarlo. Los ocupantes de la perola ya se habrán hecho amigos y entonces estará listo para “servir”, me refiero “servir” para nada. Querido amigo, te habrás dado cuenta que la fidebuahhhhhhhh está horrenda y deberías saber que has pasado a ser el enemigo público numero uno de los Valencianos. No me culpes por ello, jamás dije que fuese a estar para chuparse los dedos. Lo que nos ha salido ni es fidebuahhhhh ni es nada, por lo que más que elegir una de las dos opciones del primer plato te verás obligado a elaborar la segunda opción, tranquilo, a estas segunda opción le vamos a dar un ligero matiz italiano.

    Nota: Querido amigo, esta receta que viene a continuación y viendo el éxito que tuvo la primera, he pensado que mejor es que no sea originalmente mía sino que te la transcribiré de un libro navideño de recetas.

    2ª Opción del primer plato: FUSILLI LUNGHI CON LA BELGA E PORRI

    Querido y solitario amigo, no te asustes ante lo que acaban de visualizar tus ambos dos ojos, reacciona, saca toda esa garra que sé que tienes. No te preocupes que no vas a tener que dividir el átomo ni nada por el estilo. Sé que desconoces el idioma italiano y estás pensando en suicidarte. Tu alter ego quiere abandonar tu cuerpo e irse al piso de la vecina del huevo. Entra por la ventana un tufillo a comida que alimenta. Te crees inútil para elaborar este suculento plato, pero amigo, ya te dije que quería en estos escuetos folios dedicarme a ti en cuerpo y alma.

    Empezaré por traducirte el nombre de tus desvelos, para algo me tendría que servir haber visionado tantas películas del “Spaguetti” Western. Este plato en castellano lo podríamos llamar, Fusilli largo con Achicoria, Puerros y Pimientos rojos asados, ¿Qué? más tranquilo ¿verdad?, ¿No?, ¿Qué se me ha olvidado traducir Fusilli?, que va querido amigo, esa palabra no tiene traducción al castellano, Fusilli, como su propio nombre indica, es un Fusilli. Preguntarás que qué coño es un Fusilli, ¡Qué listillo que nos ha salido mi querido y solitario amigo eh!, buena pregunta pero carente de respuesta, ojalá supiera yo que es eso, además, que si vamos a empezar ya a sacarle pegas a todo, dímelo y acabamos.

    Perdona que me haya alterado querido amigo, pero compréndeme también, yo de esto no saco ningún beneficio, lo hago de una forma completamente altruista con la única finalidad de ayudarte.

Ingredientes para 500gr. de Fusilli Lunghi (Sinceramente creo, que medio kilo de lo que sea para una persona navideñamente solitaria, va a ser mucho, pero bueno, eso que lo creo yo, que a lo mejor el medio kilo es en peso y no en volumen, ya veremos...)

-90 ml de aceite de oliva extra virgen
- 1 cucharadita de ajo bien picado
- 3 Puerros de tamaño mediano, cortados al medio a lo largo y luego al través en piezas de  6mm de ancho.
Pimientos rojos
- 60g de Achicoria, bien cortada a lo largo
- Sal y Pimienta negra molida en el momento.

- Regla de medir cosas (La regla la he añadido yo porque supongo que la necesitaremos para un plato con tantas medidas, ya verás porqué querido amigo)

Preparación:

    Querido y solitario navideño amigo, presta atención, entre tú y yo vamos a sacar este proyecto adelante. Primero vamos a asar el pimiento rojo en el grill, ¡Ah!, que no tenemos grill, ¡Vaya!, la primera en la frente. Espera querido amigo a ver qué podemos hacer....vale, a falta de grill bueno es el fuego a secas. Vamos entonces a pinchar el pimiento de antes y lo ponemos sobre la llama del fuego para que la piel se tueste por completo, ¡Ah!, que tampoco hay fuego, que somos nosotros muy modernos y lo que tenemos es vitro cerámica, pues no sé entonces....¿Tenemos cerillas o encendedor por una de esas raras casualidades de la vida? ¿Si?, ¡Yupiiiiiii...!, pues venga.

    Pinchamos el pimiento con un tenedor, y con la mano que nos queda libre le aplicamos fuego al asunto con el encendedor hasta que como se indica al principio, la piel esté tostada. Querido amigo, se refiere a la piel del pimiento y no a la de tu dedo pulgar. Al primer síntoma de quemazón, no sigas, tira el encendedor lejos de ti y dejemos el pimiento como esté, tampoco es plan de que los fusillis estos nos lesionen.

    Después, pone aquí que coloquemos el pimiento a medio tostar en un recipiente y que lo cubramos con una película auto adherente. Puedo prometer y prometo que aquí nada dice de con qué tipo de película la debemos cubrir. Echando mano de la intuición, y como es un plato italiano, creo que podríamos ponerle el Padrino (Il Padrini en italiano). Supongo que esto de la película será para que se vaya entreteniendo el pimiento mientras se tuesta.

    A los veinte minutos exactamente sacamos el pimiento y lo cortamos al medio, ¡Inexplicable querido amigo!, ¿Al medio de qué?, quizás se refiera por la mitad, pero claro, un pimiento suele tener dos medios. Si cogemos el pimiento casi tostado y lo dejamos encima de una mesa a lo largo, un medio sería aplicar un fuerte golpe con el cuchillo de partir el jamón, como consecuencia nos quedaría medio pimiento a cada parte del cuchillo jamonero, pero si por el contrario ponemos una mano encima del pimiento y cortamos cuan lonchas se tratase, también tendríamos dos mitades, ¡Qué dilema!, sólo veo una solución. Querido amigo, deberemos tostar dos pimientos y partir uno de cada manera, luego haremos uso y disfrute del que más se adecue a nuestras necesidades.

    Prosigo, ahora le quitamos el centro, ¡Hágase la luz querido amigo y la luz se hizo!. Debemos coger el pimiento de la primera opción, el de la mitad del pimiento a cada lado del cuchillo jamonero, ¡Cógelo! ¿Ya?, Ok, ahora le quitamos el centro y raspamos la piel y las semillas con la única intención de dejar al pimiento hueco, posiblemente vaya a ser rellenado con algo, ¿Qué sorpresa nos llevaremos?.

    Querido amigo, o mucho me equivoco o me parece que de rellenar....nada de nada porque ahora tenemos que cortarlo en tiras de 2´5 cm de largo y 3mm de ancho.

    Querido amigo, esto es para mear y no echar gota. Espera que mire el dorso del libro éste a ver quién coño es el que lo ha escrito porque esto no puede ser verdad. A ver, pues el autor es un tal "Giulianno Hazan" y el libro se llama la Pasta Clásica. Querido amigo, no es una inocentada, tendremos que hacer uso de la regla gastronómica. Creo que lo que más complicado nos resultará será dar exactamente con los 3mm de ancho, bueno, tampoco vayamos a hacer una montaña de un grano de arena de playa, supongo que esas medidas serán orientativas, cortaremos unas pocas lonchas y chimpúm.

    Ahora ponemos el ajo y el aceite de oliva en una sartén grande a fuego entre mediano y fuerte, Querido amigo... como habrás observado....si algo tiene esta receta es lo clara, concisa y lo exacta que es....el fuego entre mediano y fuerte. Ya dijimos que lo nuestro era la vitro, así que lo pondremos a 100º y que cada cual se apañe como pueda, aquí o todos en la cama o todos en el suelo. Si somos capaces de ver que el ajo cambie de color antes de su explosión, le agregamos los puerros medianos y la achicoria, luego sazonamos con sal y pimienta negra, y revolvemos más que nada para que queden bien cubiertos con el aceite y el ajo.

    ¿Qué tiene que quedar bien cubierto?, ¡Ahhhhh!, no se sabe porque al pimiento hace tiempo que le perdimos el rastro.

    Ahora bajamos el fuego entre mediano y lento, después cubrimos la sartén y cocinamos. Seguramente y aunque aquí no dice nada, podremos cubrir la sartén con algún paño de cocina que tengamos a mano. Tendremos que remover de vez en cuando hasta que las verduras estén tiernas y con una textura casi cremosa, esto ocurrirá aproximadamente a los veinte minutos, ya llevamos cuarenta, veinte de antes y otros veinte de ahora y parece que fue ayer eh.

    Mientras esto ocurre, ponemos a hervir cuatro litros de agua en una olla grande y directamente nos lavamos la cara, ¡Ah no!, creí que el agua iba a ser para eso porque con tal cantidad.... No hay que lavarse nada querido amigo. Ahora hervimos esos pocos litros de agua y cuando en el final de nuestras vidas esos cuatro litros de agua se hayan hervido, agregamos una cucharada de sal (no queremos que nos salga salado y debemos de cuidar nuestra hipertensión) y echamos la pasta toda de una vez, ¿Pasta? ¿Qué Pasta?, en los ingredientes no decía nada de pasta.

Querido amigo, si te han quedado algunos fideos ex rígidos del anterior plato te aseguro que nos vendrían de perlas, ¿Sólo nos quedan rígidos?, pues bueno es igual. Aquí no decía nada de que hubiera que hacer algo con la pasta antes de echarla a la inmensa olla marítima. Echamos los fideos rígidos hasta que queden sumergidos por completo, cosa bastante sencilla, casi podríamos sumergirnos nosotros también dentro de la olla.

    Acto seguido quitamos la tapa de la sartén (en nuestro caso el trapo de cocina) y levantamos el fuego entre mediano y fuerte y agregamos las tiras de pimiento asado, volvemos a cocinar (como si estuviéramos de fiesta, no te digo) revolviendo con frecuencia durante dos o tres minutos, lo retiramos del fuego y lo dejamos a un costado. Si este costado estuviese ocupado quitamos lo que haya, es muy importante que lo dejemos al costado y no en el tobillo.

    Cuando la pasta esté cocida al dente....Querido amigo, en el dente éste mejor será detenerse. Sé que te es difícil continuar sin cortarte las venas. Yo estoy igual que tú. Maldigo el día que pensé en ayudar con mis recetas a los solitarios navideños ciudadanos. El dente éste, que sólo el Giullianno sabe lo que es, es la gota que ha hecho rebosar el vaso. No puedo más, creo que jamás me recuperaré de esto. Querido amigo, prepárate que lo que queda aún es más fuerte porque después de lo del dente, dice aquí que lo colemos y lo mezclemos con la salsa, ¿Que mezclemos el qué y con qué salsa?. Esta receta esta teniendo la curiosa particularidad de generar y fomentar mi neurosis obsesiva. Veo Fusillis Lunghinis de estos persiguiéndome con sus inmensos colmillos por todos lados para comerme vivo. Menos mal que queda ya poco, tan solo nos queda probar la sal, la pimienta y servir de inmediato.

    ¡Qué bien! querido amigo, también podemos servir esto con spaghetti gnocchi conchiglie, sino fíjate tú qué desastre.

    Padrenuestro que estás en los cielos....me podrías decir para qué hay que probar la sal y la pimienta, ¡Señor apiádate de mí!, haz que se queme este libro por combustión espontánea, sepáralo de mí, practícale un exorcismo, oblígalo a salir de mi vida, te estaré eternamente agradecido y cuando nos veamos bis a bis te daré un fuerte abrazo y me arrepentiré de todos mis pecados aceptando todas las penitencias que me caigan.

    Querido, solitario y cabreado navideño amigo, ¿Cómo va la cosa?, jodida ¿no?, bueno, pero no me negarás que por lo menos animada sí que la llevas. Seguro que ya estarás mirando a la próxima vieja noche con otros ojos.

    ¡Ánimo! que ya sólo nos queda el segundo plato, el postre, la copa y el puro.

    Como segundo plato, y como ya no te quedarán muchas ganas de cocinar, creo que la mejor opción para ti sería que los entrantes volvieran a hacerse dueños de la situación. Al contrario que antes querido amigo, ahora sáciate de ellos como si fuese lo último que fueses a hacer y comer en esta vida. Si no te queda jamon york, que la mortadela y el salami cuan hijos pródigos vuelvan a tu lado. Diles que nunca quisiste quitarles de tu dieta, seguro que te perdonarán y podrás volver a deleitarte con ellos.

    Seguro que algo de chorizo tendrás también por ahí, pues no lo aísles del fiestón, dile que se una a la juerga. Querido amigo, saca del baúl de los recuerdos de Karina los matasuegras y haceros pedorretas unos a otros, cantad...bailad bocata en mano al compás de esa romántica canción popular de “El vino que tiene Asunción ni es blanco ni es tinto ni tiene color” coge suavemente por la cintura a esa contoneante y pícara botella de vino blanco gran reserva, y poséela, bebe de sus jugos y que Santa Melopea, (patrona de los Etílicos navideños) santifique tu modesto y solitario hogar. ¡Ah, y no me busqués para el año que viene si sigues solitariamente solo. Vete al restaurante chino más próximo que seguro que allí algo podrán hacerte para que pases la noche. Dale la vara a ellos y no a mí, lo mismo te encuentras allí también al Giulanno y lo pasáis pipa, que desde que quise ayudarte con esta receta ya nunca volveré a ser el mismo.

 

Safe Creative #0909054370261

Todos los derechos reservados

© 2014 Todos los derechos reservados.

Haz tu web gratisWebnode